EL ANÁLISIS DE LOMBAO
LLega Arnold Schwarzenegger a Madrid, a presentar un sarao de cachimanes. Los modernos narcisos se miran en los espejos de todos los barrios por verse ese musculo que servía para entrar en los poemas de Gil de Biedma. Muscularse es un lirismo. Arnold, que ha presidido California, que es la región que quisieron ser Cataluña primero y Valencia después, ha sido el Pelé de los ciclaos y un Reagan sin sonrisa. LLega a España y le llevan al Marca a que lo asuste García Caridad con su cara de Moe de los simpsons. La marca es el ministerio del deporte en España y te llevan alli y te homologan. Mazarse ya es deporte, por fin. Lombao, el hombre que hizo de la madurez de Aznar un west point, predica la práctica de las pesas como una forma digna de envejecer y ha dicho que los gobernantes o entrenan o se dopan y algo debe de haber que explique tantos desvarios. La realidad es que desde Kennedy, que tenía la líbido de Sánchez Dragó e iba empastillado como Michael Jackson, los presidentes tienen que aparentar vigor. El jogging es una foto más del politico y no hay gobernante internacional que no corra. El declive de Zp se aceleró cuando salió a correr y descubrimos que era cartilaginoso. Cameron corre, Sarko corre, Obama corre y Aznar es el Duque para las machuchas de Georgetown. Estar en forma es como el atlantismo, lo que un político necesita para ser líder mundial. Por eso, Lombao recomienda a Rajoy "algo más que lo de andar con el perro por la mañana, porque eso no sirve para nada, porque le gusta el ciclismo, sí, pero yo creo que si lo practica se cae de la bici". Mucho se ha dicho sobre el temperamento de Rajoy, pero nada como estas palabras del personal trainer de nuestra derecha. El poder ha sido siempre un ave mitológica que conquistaban héroes, ahora es como un tío encamado que se tiene en el pueblo al que va a heredar un señor con sedentarismo.
LLega Arnold Schwarzenegger a Madrid, a presentar un sarao de cachimanes. Los modernos narcisos se miran en los espejos de todos los barrios por verse ese musculo que servía para entrar en los poemas de Gil de Biedma. Muscularse es un lirismo. Arnold, que ha presidido California, que es la región que quisieron ser Cataluña primero y Valencia después, ha sido el Pelé de los ciclaos y un Reagan sin sonrisa. LLega a España y le llevan al Marca a que lo asuste García Caridad con su cara de Moe de los simpsons. La marca es el ministerio del deporte en España y te llevan alli y te homologan. Mazarse ya es deporte, por fin. Lombao, el hombre que hizo de la madurez de Aznar un west point, predica la práctica de las pesas como una forma digna de envejecer y ha dicho que los gobernantes o entrenan o se dopan y algo debe de haber que explique tantos desvarios. La realidad es que desde Kennedy, que tenía la líbido de Sánchez Dragó e iba empastillado como Michael Jackson, los presidentes tienen que aparentar vigor. El jogging es una foto más del politico y no hay gobernante internacional que no corra. El declive de Zp se aceleró cuando salió a correr y descubrimos que era cartilaginoso. Cameron corre, Sarko corre, Obama corre y Aznar es el Duque para las machuchas de Georgetown. Estar en forma es como el atlantismo, lo que un político necesita para ser líder mundial. Por eso, Lombao recomienda a Rajoy "algo más que lo de andar con el perro por la mañana, porque eso no sirve para nada, porque le gusta el ciclismo, sí, pero yo creo que si lo practica se cae de la bici". Mucho se ha dicho sobre el temperamento de Rajoy, pero nada como estas palabras del personal trainer de nuestra derecha. El poder ha sido siempre un ave mitológica que conquistaban héroes, ahora es como un tío encamado que se tiene en el pueblo al que va a heredar un señor con sedentarismo.
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