jueves, 22 de diciembre de 2011

UN RATO DE TELE: ACORRALADOS, UN ENTREMÉS



Acaba Acorralados, el engendro hiperrealista de telecinco. Me he perdido los últimos programas, en los que sólo podía encontrar el atractivo de escuchar a Liberto sentado en el confesionario como si fuera un conferenciante. En el pajar, Liberto se sentía Borges dictando algo a María Kodama. Hubo un día en que en un zapping le escuché citar a Gironella.

No había mucho más, porque estaba claro que Nagore y Blanca llegarían juntas a la final, pero que su amistad se resquebrajaría tras echar a Madre. La malignidad de telenovela de Madre era el elemento polarizante.

Nagore me atrae, pero me compadezco de Blanca. Mi televotto sería para ella. A Nagore, que ha sido la estrella del concurso, le quedan mil platós, tantos como quiera, porque es una polemista excelente -creo que actualmente es la única persona capaz de plantar cara a Kiko Hernández- y porque tiene el filón de su relación con Misofi y, sobre todo, con la suegra, con la que encuentro yo la verdadera tensión sexual.

La tercera en discordia iba a ser Raquel Bollo, llevada en volandas por una estrategia venenito no demasiado convincente. Al igual que Rosa, que echaba de menos ir a un restaurante, no sabemos aún qué es lo que necesita Raquel Bollo para ser feliz. Me da miedo, la verdad, unirme a una mujer y que en diez años me salga como estas dos.

Yo he seguido de cerca la evolución de Raquel Bollo como mujer y me hice Bollista, pero ahora me empieza a interesar su prima y descubro, algo decepcionado, que sus padres no tienen nada gitano. El agitanamiento de la Bollo era un fake, que se dice ahora, o un atributo que le regalaban las letras de chiquetete, letras que protagonizará ya para siempre, lo quiera o no. Musicalmente, Raquel, artísticamente, Raquel, gitanamente, Raquel, eres de Chiquetete.

Hubo aún un intento desesperado de Regina, que malmetió a Blanca de Nagore y quiso usarla como si fuera una  médium. Su intento de comedura de tarro a Blanca es la más burda forma de manipulación de la historia de los realities. Un poco más y se pone a hipnotizarla.

Dos Santos igual se espatarraba, que ponía los ojos en blanco, que bailaba el baile de san vito de copacabana. Para los restos quedarán sus constantes apelaciones al voto emigrante (¿Hay sufragio extranjero en el televotto?), ahora que ya se están largando todos. Regina, no se sabe sobre qué cálculos sociológicos, quería ganar movilizando el voto subsahariano.


Blanca cansa, sí, y ha dificultado la convivencia con sus aerofagias, pero también produce pena. Su combate con Nagore es muy desigual y le han dicho demasiadas cosas que una mujer no merece escuchar. Debería ganar.

En estos momentos se desarrolla la final, pero es tarde. Al cierre de este blog se desconoce el resultado. Jorgeja ríe su risa falsa y cínica que impide la dignidad de sus concursantes, Regina le responde con unas carcajadas histriónicas y preocupantes. Todo el mundo se monda, el público sufre un poco de alipori. Jorgeja presiente la posiblidad de que Regina no se calle y su risa se hace más tensa. Yo como un rosco de vino tras otro. Acorralados ha sido un programa sin plató, sin estudio, en una casona no televisiva. Al salir, metían a los personajes en pisos de estudiantes a comer croquetas y dar saltos de hambre y regocijo. Así, sin espacio, sin verdadera intimidad no se ha podido desarrollar ninguna trama psícoafectiva y todo se ha fiado a los ataques dramáticos de dos o tres genios televisivos. 

Es un formato menor y Asturias era un decorado ambulante con gaiteros y un montón de paja, como cuando era Asturias en la última planta de El corte Inglés. Allí han querido hacer una casa de Bernarda Alba, pero les ha salido rana.



miércoles, 21 de diciembre de 2011


LOS MINISTROS DE RAJOY


Por circunstancias, tengo un conocido que es amigo de un ministrable. Hace pocas horas habló con él, en las vísperas:

-¡Fulano!¡Qué honor que me llames! ¡A partir de ahora tendré que llamarte yo a ti, ¿eh?

-Jajajajaja, calla, calla…

-Ya iré yo a Madrid a verte ya, ¡y no te olvides de mí!

-Jajaja,  ay cómo eres,  jajaja…

Un ja era de no tenerse, el otro de nerviosismo y el tercero de puro terror y nada más colgar he intervenido:

-Oye, como te vayas me estás buscando un momio.

-Jajaja, jajaja

El ministrable,  quiero decir, no estaba solo. El ministrable tenía una familia, un séquito, unos amigos, unos conocidos y unos saludados,  un mundo concéntrico, y cada uno de ellos su propio orbe satelital y todos íbamos sintiendo una ilusión.

Yo ya me sentía en la red de relaciones del ministro. Vamos, que si estuviese en facebook podría haberle propuesto una amistad.

El ministrable imagino que vivía su condición de señalado con mucho pudor, pero con el sufrimiento del amor, que es esperar una sola llamada entre todas. Uno no ha amado hasta que no ha dormido abrazado al teléfono.

El ministrable era el enamorado, el adolescente al que acusan de amar: “Calla, qué dices, sí, yo...“. Pocos rubores tan virginales como el suyo; una hermosura de otoño ha sido para algunos, que ya no podrán ver una hoja de roble sin pensar en Mariano.

El presidente, con ese no sé qué rumiante que parece tener,  ha   enseñado el quinielón, como si desvelara quiénes han de adentrarse en este reality de invierno y crisis, y la actualidad se ha volcado con violencia depredadora sobre unas trayectorias que estaban ahí esperando. Internet escupía biografías muy cortantes, muy sumarias, como necrológicas sin melancolía.

A la Justicia le ha tocado Gallardón, y el Comando Rubalcaba, con sus espías de sms, ya nos empieza a parecer la T.I.A.

Del marrón se encargará Luis de Guindos, que por haber trabajado en Lehman Brothers no gusta a la izquierda espontánea, que es fundamentalmente ya toda la izquierda. La economía ya no es una ciencia, es como la fontanería, es un enjambre electrónico  con el que se atreven cuatro y no es casualidad que todos se vayan colocando de ministros:

-El avión se estrella y al piloto de ha dado un parraque, ¿alguien entre los pasajeros?

-¡Yo una vez trabajé en Lehman!

A la izquierda no le valen ni los ejecutivos de las multinacionales, ni los financieros,  ni los banqueros, ni los ministros de Aznar, ni siquiera les vale Soria porque se le parece, de modo que, claro, para ellos todo es tirar de alcaldes de Manresa y de independientes, cuando aquí, ya lo ha dicho Ruiz Quintano, el independiente es Rajoy.

Los libertarios como Enrique de Diego tampoco están contentos porque todos han estado alguna vez en el presupuesto. Libres de presupuesto en España hay menos que vírgenes.


Se sabe cuándo una ideología es extrema por lo difícil que lo tiene para encontrar ministros.

Sé que en Defensa no hay un militar y en Cultura no hay un escritor, y supongo que eso era la tecnocracia. ¿De qué sabe un tecnócrata? La técnica es lo que lleva a una declaración, decía Pollock y esa declaración la hará Soraya, dinamo reglamentaria, que es un homenaje dulce, vivo y creciente a doña Loyola, q.e.p.d, a la que Dios se llevó antes de que pudiese lidiar con una Crisis que estaba hecha para ella. Hay políticos bonancibles y políticos del órdago.

La tecnocracia es la manera que tiene el Estado de protegerse del cesarismo mamario de los berlusconis, aunque quién nos iba a decir que la nueva tecnocracia no iba a ser la del Opus Dei, sino la del Gato al Agua.

lunes, 19 de diciembre de 2011





UN RATO DE TELE: LA SESIÓN DE INVESTIDURA A LA HORA DEL CAFÉ


Confieso mi falta de fe en lo parlamentario como posibilidad televisiva. Al igual que los toros, siempre que me tocó verlo era el sopor lo que predominaba. Qué maravilloso, aunque terrible, hubiera sido estar dormitando ante una sesión parlamentaria y ver aparecer, con su cornamenta acharolada, a dos guardias civiles de aristocrático porte con sendas metralletas y una firme determinación por el silencio.

Pero no. Siempre lo veo por la tarde, cuando desfilan los frikis, que dice Gistau, porque por la mañana los líderes hablan sólo para los taxistas.

-¿Qué prefiere usted, puestos a elegir, un hijo gay o un hijo en el grupo mixto?

Pero hoy he tenido algo más de suerte. Hoy Rubalcaba ha inaugurado un nuevo estilo binario de oposición: los votos negativos, el espíritu positivo, y ha inventado, con su pinta de profesor Bacterio, la oposición científica, introduciendo  en la cámara el Método de las Aproximaciones Sucesivas. Con esa técnica infinitesimal vamos a cercar la crisis y a reducirla. El método de las aproximaciones sucesivas ha sido también el método galante y carnal por excelencia, qué les voy yo a contar... 

Así que ha introducido las ecuaciones diferenciales en el debate y además ha pronunciado la palabra etiología, que sin duda habrá hecho sentirse a Errekondo aún más extranjero.

Rubalcaba ha apostado por Europa o Más-Europa, como se dice ahora: "Nuestro problema de crecimiento se resuelve con Europa" y nuestro europeísmo es una fe del carbonero y ver la Champions League como antes vimos Eurovisión.

Muy puesto en la cosa, ha hablado Rubalcaba de los eurobonos, y eso habrá despertado nostalgias y divertidas imaginaciones.


Rubalcaba, con su balanceo de Chiquitistán, me ha parecido brillante, exhaustivo y desahogado. Hay una brillantez innata en él que le obliga a la concreción y le lleva al tecnicismo, alejándolo definitivamente de la vaporosa e inasible terminología de Zapatero (¿De qué hemos hablado todos estos años?). Podrá mentir, Rubalcaba (quién no), pero no se te sube a la cabeza como un porro.

Al final, Rubalcaba ha pedido que nos juntemos todos, que ha sonado mejor hoy de lo que hubiese sonado en agosto y la bancada socialista ha respondido con aplausos desangelados, como a un cantante con medio aforo.

Para estos políticos, perder escaños es perder el público.

Al contestar Rajoy, he reparado en la labor de taracea que le flanqueba, dos espigas doradas de trigo, algo en lo que no me hubiese fijado antes, pero que ahora me ha parecido, sugestionado como lo estamos todos con la crisis, un presagio de abundancia, como los dos angelitos rumbosos del optimismo de don Mariano.

Al terminar, la bancada popular aplaudía, pero ya de un modo distinto, porque eran aplausos demorados, satisfechos, como aflamencados. Esos pijos nuestros aplaudiendo al líder parecía que iban a arrancar a Soraya por sevillanas.

Ý de repente:

-Señorías, por favor, hay un orador en la tribuna...

Y era Cayo Lara, con su simpático aire de tribulación.

Los platos, la siesta, los menesteres y de repente, Duran i Lleida. A mí este hombre, pasado el rato, me sonaba a gallego. Ha dicho varias veces subsidio y como pronuncia tan raro era Phil Collins con su sussudio. Hablaba de microempresas, que deben de ser minipymes, pero dicho de otro modo para que no suenen a batidora y de repente, i de sobte, ha mutado Duran en líder superético para "afirmar la primacía de la moral" y la necesidad de "recuperar el sentido dela vergüenza". Ha mencionado la crisis moral, que en habiendo facturas pendientes es un tema escolástico y ha pedido (¡No por Dios! ¡No permitas tal cosa!) acercar el político al ciudadano.

Mientras, los de UPyD tuiteaban la sesión, porque son tan cercanos que nos representan y a la vez chatean con nosotros.

Don Mariano ha respondido a Duran y ha hablado de la necesaria homologación de la normativa sobre el ancho de eje de los autobuses. Ya no se habla de la unidad de España, sino de la unidad de mercado. En boga lo tecnocrático, lo cierto es que los debates políticos de los últimos años nos parecen de otro siglo.












domingo, 18 de diciembre de 2011



LOS VIRIS


Anoche decidí que la peña Los Biris era indigna de llevar el nombre del mítico jugador sevillista y supongo que con poca originalidad me autoimpuse llamarles, para siempre, Los Bilis, por lo amarillo y amargo de su manifestarse.

Ahora creo que voy a retomar la denominación, pero con la burricie de quitarle la be, para recoger bajo esa peña hipotética a todos los pelotas de Rajoy, a los que deberiamos ya en adelante llamar Los Viris.

Abro los periódicos y no hay domingo sin hagiogafría rajoyesca. La leyenda del Santo Opositor; la canonización del involutario Presidente de la Diputación que llevaba, él mismo, la luz a las últimas aldeas gallegas, como un Zeus con gafas.

La prosa rajoyesca parece que se está esforzando es esculpir el busto marmóreo antes de la investidura. Llavan ya semanas tocando la lira del éxtasis carismático, a ver si se esculpe un carácter, pero todo lo más que han conseguido es subrayar lo de que es un señor de Pontevedra. Y me pregunto yo: ¿qué tiene de pintoresco ser señor y ser de Pontevedra? Lo dicen como si fuera el colmo de lo provinciano, como un queso o un embutido local, pero de algún lugar tenía que ser el hombre...

Lo de "un señor de Pontevedra" recoge como un paragüas un campo semántico -discreto, puntual, voluntarioso- que es el retrato con el que carga el político y el hombre, sobre el que se destaca, como un viejo lema familiar, lo de "sin estridencias" -"Nihil stridens", imaginamos macarrónicamente, sobre la casa en Sangenjo-. "Mariano eso lo hizo sin estridencias, como es él", nos dirán; y luego una curiosa manera de referirse a las relaciones familiares y amistosas de don Mariano, veladas por el celo y el secreto, como si fueran Corleones inversos de la austeridad. "Para Mariano, nada es más valioso que el consejo de su padre, al que pocos conocen". En Génova brindó con sus amigos y hermanos, y nos lo cuentan los periodistas como una proeza de autocontrol, pero... ¿con quién iba a brindar si no? ¿con los tronistas en la Posada de las Ánimas?


Este es el tono encomiástico, enjuagado, propenso y lisonjero con el que se describe a Rajoy y con el que se le dibuja un carácter, borrando a toda prisa la caricatura de ayer por el retrato ebúrneo de hoy.

La inacción que fuera ayer, es hoy sutil medir los tiempos; lo acomodaticio de ayer, resulta hoy prueba de tesón y buen hacer.

Los viricos extraen toda la poesía que pueden del silencio y yo les admiro por ello.

¿Calla Rajoy? No calla, escucha el tic tac del destino, respetuoso y paciente, como... como un señor de Pontevedra.

La prosa rajoyesca y el elogio vírico es más o menos así:

"Nadie daba un duro por ese funcionario callado, serio, en apariencia irrelevante, que, sin embargo, iba a llegar a presidir una nación. Ya en sus comienzos conoció la trastienda de la política gallega y allí se curtió. Callado, de Pontevedra, amigo de sus amigos gallegos -parece que tiene dificultad para tener amigos de Cádiz-, hijo de su padre, padre de su hijo, lee el Marca y pesca secretamente; huye del boato y obtuvo el sí quiero de su mujer, Viri, tras cuatro años de noviazgo, sin estridencias, de la forma silenciosa, concienzuda, prudente y discreta en la que se ha ido produciendo en la vida. Ahora, el señor de Pontevedra está en la Moncloa y quien no le conocía ya le conoce".

sábado, 17 de diciembre de 2011

SEVILLA 2-REAL MADRID 6. ASÍN, ASÍN, ASÍN GANA EL MADRÍ.


Se equivocaba Cayetano Matnez de Irujo, mi alter ego, cuando el otro día arremetía injustamente contra la juventud andaluza, sin concretar las cosas, porque cabe focalizar el problema, la realidad del secular atraso andaluz, en cierta gente que va al Sánchez Pizjuán. Los Bilis, por ejemplo, que convulsos echan la ídem cuando allí va el Real Madrid. El Sevilla, que ahora mismo es lo menos sevillano que hay en Sevilla, con esa grada bronca, que le solivianta a uno, que es como si la masa fuera faltona y con dos copas, puso el partido a precio de ópera, no fuera a ser que un niño de Camas soñara con ver a Cristiano.

¿Y Cristiano? Pues superando a Juanito. Le falta al portugués salir de un campo como se fue Juanito aquella vez del Bernabéu, dando saltos espontáneos de alegría, pero cómo ser espontáneo si se comunica con Marcelo -flamenco de Brasil- tapándose la boca. El fin de un tipo de fútbol es que los jugadores consideren al realizador como a uno más en el campo.

Así Negredo, canterano encanallado, como tantos, que primero teatralizó un encontronazo con Ramos y luego le hizo a Pepe la de Alves.

Pepe es como el maromo de esas chorbas televisivas que se inventan el maltrato para hacer platós y lo tiene crudo en España.

Por lo demás, de nuevo un 4-2-3-1 con Lass mandando el mensaje enigmático de una boya diminuta en medio de la tormenta de los centros del campo. La única utilidad de Lass es que, mártir del madridismo, se lance como un kamikaze contra los ligamentos de Messi ¿Qué mensaje manda Mourinho  con su alineación? Quizás recompense la intensidad semanal -la justicia interna de los RRHH-; quizás quiera señalar que el esquema, con sus limitaciones, mejora con el rendimiento de sus jugadores, se estira, da de sí, permitiendo que el Madrid sobreviva a sustancias rivales que antes le disolvían. El 4-2-3-1 de Mou, hay que reconocerlo, se ha bragado  y ya no se deja toser por cualquiera.

Con todo, la insuficiencia de Lass es para que el partido no lo viesen los niños. Ayuda al defensa cuando tapan a Xabi, la abre rápido a banda y se acerca a apoyar, con diagonales autómatas de árbitro con las que teje un fútbol primario, menor, inválido, debilísimo, que nada dice porque lo que trasciende luego son losdos chispazos de inteligencia entre Di María y Cristiano -no hay inteligencia sin asociación-,  que resuelven el encuentro.

Mou ha querido, quizás por la proximidad del sorteo navideño, que hablemos de la suerte. Pues bien, la hemos tenido con 0-0, y con el 0-1 Íker ha hecho un paradón de póster, de los que uno se da cuenta que están sucediendo. De amarillo, extendido en arco para parar la pelota, hubiera sido como la estrella de Belén.

La banda derecha era canterana y puede que por eso el juego se desarrollara fundamentalmente por la izquierda, aunque Callejón volvió a marcar con el mismo movimiento. Callejón, con su peinado de casco romano, es la mascota de este Madrid, la debilidad de todos.



El teatro chusco de Negredo tuvo de bueno que se cargó el 4-2-3-1 y el Madrid en la segunda parte se juntó, como si hiciera frío, como si estuvieran todos fumándose un pitillo a la puerta de algún ruidoso garito sevillano. No hizo falta más.

Cristiano completó otro hat-trick, que servirá para que se le discuta más -la falacia periodística por la que cuanto más marque Ronaldo más evidente será su trauma con el Barcelona- y Di María completó un contragolpe que prolongó hasta el banquillo para homenajear a su suegro (eso si es un yerno). Di María tiene algo obsesivo. Antes lo regateaba todo y ahora va dando pases al hueco como si fuera un niño fanático de La Masía.

viernes, 16 de diciembre de 2011


ROSELL


Joan Rosell, presidente de la CEOE, ha dejado caer la idea de que fuera deseable despedir funcionarios. No interinos, ni eventuales, ni laborales digitales, no, funcionarios. En eso se ve una inmensa coherencia porque de lo que sabe el empresario en España es de despedir. En los últimos años, salvo Amancio Ortega, no han hecho otra cosa que firmar despidos. Es más, el empresario español es constitutivamente despedidor y cíclicamente, como le vengan mal dadas, se queda solo. Ellos dicen que quieren contratar, pero no lo dicen todo: si quieren contratar es para luego poder despedir, con esa epilepsia que les entra para ajustar sus balances. Vamos, que se imagina uno al empresario español como el Michael Douglas de la peli aquella del día de furia. Llega al trabajo, saluda a la secretaria, se toma un café y, llevado por el morbo despedidor, se lía a finiquitar hasta quedarse solo, sudoroso y descobartado. Luego se va a casa y estrangula a la mujer o le pide que le prepare un vermú.

En España, la guillotina es al revés: al pueblo lo guillotinan cíclicamente con estas destrucciones fenomenales de empleos, estos tsunamis finiquitarios.


Si un empresario español puede dar lecciones en la Internacional de los Patronos es de eso, de despedir. No necesitarían aquí al finiquitador profesional que interpretaba Clooney hace bien poco. Lo que sin duda es novedoso y eleva a este Rosell a categoría ya de personajazo es que quiera despedir también a los funcionarios. Claro, se les han acabado los trabajadores, pero el ansia sigue, como cuando se come con desespero y no hay despensa suficiente. Estos tíos han roto a despedir y les empiezan a faltar españoles.

Así que a despedir funcionarios. Uno, que lo es, ha pasado el trago ascético de la oposición, que salvo para los jóvenes peperos, que son vocacionales, es como meterse en la celda de castigo en la que recluían a Paul Newman en La leyenda del indomable. Luego se sale a la vida, pero se es otro. Las oposiciones eran la mili del alma y si las emprendía la gente no era por comodidad, ni por tuitear felices todas las mañanas, no, ¡era por no enfrentarse a los empresarios! Evitar la conflictividad social cambiando de acera para no encontrarse jamás al dueño del capital.

Yo sostengo que el funcionario lo es, ante todo, por odio de clase y detestación supina de los patronos. El anarquismo devorador español de las clases obreras se sublimó en la oposición, que era la forma en que el hijo del currante declinava la revolución y la gilipollez del comunismo. Era el feliz "no meterse en política", una de las cosas más sensatas que nos pudieron recomendar; y así pasaba, que se estudiaba con odio, con odio obrero, y el odio se nos quedaba en los códigos, que nos amansaban para la vida civil.

Los funcionarios, que mantienen una relación estatutaria, curil, no contractual, con la administración, si tienen una ventaja en la vida es la de no tener que aguantar al empresariado. Y entiéndaseme bien: el empresario es fundamental, como en los toros, que por mucho torero o banderillero que haya, tiene que haber un señor con puro que organice el circo (la sabiduría de los toros, que respetuosamente ha categorizado tan bien esa figura: el Empresario...)

El funcionario es, ante todo, el señor que no quiere ser despedido y que no quiere tratos con un empresario.

¡Ah, pero para eso se inventó la Patronal! Porque la CEOE es como el empresario que se tiene que aguantar todas las mañanas, se quiera o no y aunque no se esté contratado. Autónomos, curas, putas, funcionarios, parados (paro, que parezco una letra de Sabina), todos ponen la radio al desayunar y escuchan a Juan Rosell obrerizándolos a todos y ejerciendo de patrono total.

¿Qué legitimidad tiene Rosell para pedir que me despidan a mí, funcionario?

Esta es la crisis de la irresponsabilidad. Todo el mundo levanta las manos como el defensa que llega tarde tras el penalti evidente.


Juan Rosell escribió un libro siendo joven, "España, dirección equivocada". Quisiera yo leer ese libro. No hay prohombre hispano que no haya escrito en tiempos de transición una obra vertiendo de su cacumen la idea de un cambio de rumbo nacional, acertando todos y equivocándose todos a la vez. Es más: todo español lleva dentro un libro así y lo malo es que como se nos deje, se lo contamos al interlocutor. ¿Usted quiere saber cómo arreglaba yo esto? Esa es la frase del español.

Así que Juan Rosell, además de ser empresario tiene una visión, como Steve Jobs, pero a Rosell no se le conocen ipads y quizás esté más cerca del empresario Sazatornil, que acaba suspirando por los viajantes, porque el empresario español contrata viajantes cuando le van bien dadas y los echa cuando llega la crisis.

Antes de querer despedirnos a todos, Rosell ha presidido el Foment Nacional del Treball, que es una entidad de nombre fastuoso, ese tipo de nombres que sólo pueden llevar las cosas en Cataluña porque fuera resultan malsonantes. Fomento, Nacional y Trabajo son tres palabras que para juntarlas en una frase parece que hay que llevarlas a una fundición. En Madrid, claro, lo llaman ceoé.  

jueves, 15 de diciembre de 2011


LOS FLEQUILLOSOS

Me los imagino como una nueva tribu urbana, con la oscura ligazón de los masones, pero sin pretensiones de conspiración. Secretos, huidizos. Con la discreción celosa de los swingers. Un poquito hartos de ser la rechifla. Quedan de noche en salones refinados o en la trastienda de algunos establecimientos para ser ellos mismos. Prefieren, antes que nada, las viejas barberías de barrio, las que aún quedan, y allí van como a santuarios en los que se afeitaba con navaja macha entre tacos y un fuerte olor a loción. En esas barberías había un rito de iniciación a la masculinidad, el consejo varonil que nos daban mientras un metal frío nos rozaba la nuca. Esas barberías se decoraban con fotos de modelos californianos que tenían unos pelos sanísimos y exageradamente vigorosos. Era una frondosidad capilar gay, era San Francisco en el barrio. Americanos rubios con flequillos que parecían campos de trigo. Italianos con melena de azote como el cantante del grupo ese, Platón. Algo nos turbaba en esas cabelleras, porque luego el barbero era un señor hirsuto, pero entendiamos que eran las fotos que había que poner en el local. Esos modelos anónimos eran la lejana inspiración del peluquero y a todos nos modelaron el perfil con ellos. En sus clubs restringidos ellos también las cuelgan, como homenaje, y hay todo un mercado negro para esos viejos posters, como si fueran fotos sepia firmadas por Clark Gable. Allí, en esos lugares, con el secretismo del que va a cambiar pareja, quedan ellos para arrejuntarse, porque hay un asociacionismo para todo. Son los flequillosos, los hombres injertados. Se rodean de retratos con los grandes flequillos de la historia y se cuentan sus injertos y comparan sus pelazos y hacen terapia grupal para el que aún despierta de madrugada con la pesadilla de seguir siendo calvo. Terapeutas que pagan a escote les enseñan a dejar de pensar como calvos. Se elogian los flequillos, se miman los bulbos y se peinan unos a otros como se peinan las amigas. Libremente atusan su cabello, se demoran en el espejo, aplican geles fortificantes y pimplan cócteles con levadura de cerveza, que para el pelo es buenísima. Proyectan, extasiados, todos los anuncios de H&S entre ohs de admiración y algunos, los más atrapados en la filia, comienzan a introducirse en la imitación del hombre de Grecian 2000, que es, verdaderamente, rizar el rizo y lo más: ser un injertado con canas. Eso es el colmo de la neopilosidad. ¿Irán allí Bono e Hilario Pino? No lo sé, y si lo supiera no lo diría. Son los más conocidos, pero no son los únicos. Ciertos hombres no asumen jamás la calvicie y el peluquín no es una salida, porque ya lo lleva el Dioni y siempre hay un gracioso que se lo lleva corriendo en los platós. Estos hombres tampoco quieren el medio pelo, la medianía. Aspiran a la plenitud del pelazo, al flequillo lacio de Justin Bieber. Quieren poder peinarse la mata, y el gesto coqueto de recogerse lo que les cuelga y no les importa parecerse a Tachuela, el mítico secundario que fuera el flequillo en las películas de Marisol. ¿No era Tachuela un eterno niño marisolizado al soplar su flequillo? El pelo no solo da virilidad, tambien regala juventud, alisa las facciones, borra el tiempo. Ayer, Bono miraba a Losada con ojillos de chaval e Hilario Pino habla risueño al teleprompter. La nueva pilosidad tiene algo rejuvenecedor que es milagroso. A nivel subconsciente, sí, quizá responda a la violencia social y dalila de la mujer, pero hay algo más, debe de haber algo más, porque hasta Berlusconi, ahíto de velinas, potente y crooner, repobló su azotea: la muerte entra por las entradas, y aún más, se ve en las manchas cutáneas de la calva, que son como las sombras de la luna de nuestra vejez. El injerto será, pues, negar la calavera.

miércoles, 14 de diciembre de 2011


PAPITOS DE LA PATRIA


En su excelente crónica de hoy, David Gistau propone cuidar a los frikis, las rarezas del ecosistema parlamentario del rajoyato, tan predominantemente marsupial. Los frikis son p'a cuidarlos, que diría Alejandro el Magno. Porque más que padres de la patria en esta legislatura hay papitos, papitos de la patria con minúscula. Ahí Toni Cantó, guapo y secretarial, escoltando a Rosa Díez, como una pareja de inspectores televisivos movidos por su furor cívico. Doña Rosa es la Petra Delicado de la política y con Gorriarán, siempre apretando los labios, -¡este hombre tiene pinta de tener ya escritas todas sus mociones!- ha dicho que la aplicación estricta del reglamento cameral es un "formalismo burocrático". Todos, como adolescentes, quieren tener grupo. Para un político el Grupo Mixto es compartir piso.


Ahí Cayo Lara, que juró la Constitución desde "sus firmes convicciones republicanas", que debe de ser como irse a comer un solomillo e interrumpir a los comensales para decir muy serio, cuchillo y tenedor en mano, que ese solomillo se lo come uno desde las firmes convicciones de su vegetarianismo.

Ahí Joan Tardá, troll en busca de rovellons, que con su tremebundez inofensiva de payaso con zapatones ha jurado lo que hay "hasta que no pueda tener su propia constitución".

Ahí los entes de Amaiur, papitos de la patria a su pesar y al nuestro, como cooperativistas, con el portavoz barojiano de elocuente apellido: Iñaki Antigüedad. Y es verdad que si les sacan de cerca nos dan respeto, pero si los sacan de lejos parecen un claustro de Instituto mirándolo todo entre la sorpresa y la incomprensión.

Todos ellos, papitos de la patria. Y no lo confesaremos, pero al fijarnos en estos excéntricos de la política, con su riqueza de colores, nos damos cuenta de lo cómodos que estamos en el bipartidismo, porque nosotros, como los diputados silentes del cabezazo aquiescente, entre la siesta y el voto, vivimos bajo la orden monocorde y eso no está del todo mal. La política también es una reducción.

Cuidado los entusiastas que aplauden a UPyD abominando de la partitocracia, del burocratismo y del bipartidismo. La democracia perfecta exige ciudadanos perfectos y eso es una lata.


 
La degradación del Juramento es lo que tiene haber matado a Dios. Si ya no hay nada por encima de la Ley, ¿sobre qué la vamos a jurar? Cada uno introduce sus morcillitas literarias o folclóricas, o sus cláusulas  de estricto interés personal y al final lo que parece es que estos señores no pueden comprometer su conciencia con un simple sí, cabal, honorable y justo, y meten todas las condiciones del renuncio. Jurar por imperativo legal, que al fin y al cabo fue un invento de los del brazo político, cuando el radicalismo vasco tenía dos brazos (ahora será como un manco, o una venus despeluchada), no deja de ser un candor, porque ¿hay algo que no se haga en la vida ya por imperativo legal desde que sale uno de la puerta de casa? Eso son los ridículos que tiene ser un revolucionario silvestre.


Por lo que enseña un telediario, la sesión constituyente es como el inicio de Vacaciones en el Mar. Gentes de lo más variado que sonríen, se saludan y reciben su acreditación en el inicio de una singladura llena de revolcones.


Contemporáneamente, Pío García Escudero constituía el Senado, la cámara oscura, a la que parece faltarle la España sobre la que legislar. El Senado se constituye y ya constituido parece que está esperando el país sobre el que tenga que tomar no se sabe qué decisión. Un montón de senadores sentados aguardando que les asignen un país o unos ciudadanos, mientras se miran unos a otros, cruzados de brazos, y dialogan, dialogan por romper el silencio, tan incómodo.




martes, 13 de diciembre de 2011

SÓCRATES

Murió Socrates y no le pude hacer mi burda necrológica, así que ya será sólo un responso.

Antes, cuando no había tanta tele, de los futbolistas nos quedaban apenas sensaciones. Uno de mis primeros recuerdos futbolísticos intensos es la fascinación por la Brasil del 86, en la que aún quedaban restos de la magia del 82. "Mira, sale uno bueno y entra otro mejor", decía mi padre, y el que entraba era Sócrates, con esa pinta de cantar tarantos.

Sócrates jugaba al fútbol como los adultos cuando juegan con los niños. Era la altivez de pie pequeño: la mirada larga, la zancada enorme y la sutileza japonesa del tobillo.

Me quedó en el recuerdo mucho más el Doctor Sócrates que Zico, al que nunca comprendí. Marcó mi gusto Sócrates y por eso admiré después a su hermano, Raí, que sin yo saber que era familia se convirtió en mi jugador predilecto. Pasaba eso entonces: el perfume del Brasil del 82, o de un Rossi, o de un Gento que te contara el abuelo prefiguraba un gusto y luego surgía encarnado en algún futbolista mortal, analizable en cien repeticiones. Y el Marca era la mitificación y el embeleso de la foto. Raí era otro que dominaba todas las suertes, como un jugador perfecto, al que un dandismo pudoroso le impidiera más. Cuando los chavales jugaban a ser Ginola, yo ordenaba a mi sombra rematar los centros con la forma de llegar tarde a una cita de Raí.

Sócrates era una zancada y un modo de caminar y ya el resto lo teniamos que poner nosotros, pero tuvo en Raí una mínima pedagogía, que sin embargo se quedó en poco, como algo minoritario.



El gol que no marcó Pelé y el penalti de tacón que no metió Sócrates participaban de esa condición neblinosa del mito futbolero y los chavales lo intentábamos en los recreos, porque aún quedaban cosas por hacer en el fútbol.

En ese fútbol aún había paraisos por conquistar, antes de que llegara Messi, con el antifútbol del centro de gravedad bajo, su razón de enano, y jodiera todas las numeraciones y dejara a los chavales (ay) sin sueños.


Sócrates era un jugador que nos enseñó a los altos a disfrutar del fútbol.

¿Habrá un niño en el planeta que haya empezado por la zancada de liebre de Messi?



El Barcelona lo tendrá todo, en su disnelandia del toque toque, pero ya no podrá tener a Sócrates, al que pusieron ese nombre para que no lo tuviera la masía socrática de Pep.

Sócrates era el destino truncado del artista, heredero de Garrincha, y fundador de la Democracia Corinthiana, que quizás sea lo que le quede a este país, como un peronismo inverso y útil que hiciera de la necesidad virtud: proponer desde el fútbol, que es la verdadera democracia, una regeneración política, plural, lusitana y vertical: la democracia madridista, con Iker, quizás, y con Xabi, de propagadadores populares.

Sócrates tiene unos números más bien sencillos, que no resisten los de un Villa, pero conquistó todos esos olimpos que los cursis nos han jorobado: el fútbol arte, la rebeldía absurda, el bebercio desesperado y el esteticismo de la menor cosa. Digamos que Sócrates pudo ser, por fortuna, antes de que nos lo estropeara la prosa del menottismo, o peor, la madrileñización de esa prosa, porque yo soy menottista y defiendo el menottismo como la nostalgía de jugar andando.


Creo firmemente en que para jugadores como Sócrates la victoria sí era una cosa secundaria. ¿Qué ganó Sócrates? Poco importa. Tampoco nos lo imaginamos tirado en el suelo, rodando como un especialista, ni presumiendo de humildad como un monaguillo pajillero.

Los grandes jugadores han sido altivos, porque verdaderamente tenían un algo de artistas. Vivimos la revolución de los modestos, y el imperio de un tipo de jugador devastador y virtuoso que no conmueve a nadie.

domingo, 11 de diciembre de 2011


REAL MADRID 1- F.C. BARCELONA 3. MI VERDAD

Mourinho ha hablado de la suerte y de la condición de juego que tiene el fútbol para intentar explicar lo de ayer. Nos ha jodido. A mí me parecen unas declaraciones preocupantes y poco satisfactorias y algo así como la goyomanzanización de Mou, que es como para echarse a temblar.

A los mourinhistas nos va a tocar, en primer lugar, apuntalarle el mourinhismo al propio Mou. ¿Por qué Mourinho renuncia al 4-3-3? Y más allá: ¿Por qué ha quedado como una mala noche el planteamiento excepcional de la ida de semifinales de Champions League del año pasado, cuando Pepe estuvo reduciendo a Messi hasta que el árbitro cedió a las dotes de esa Margarita Xirgu un poco pornográfica que es Alves?

O dicho de otro modo: ¿Pesa el entorno, señor Mourinho, en su decisión de evitar el 4-3-3 en casa y eludir opciones extravagantes como el Sistema Pepe, que es lo único que se ha demostrado valioso contra el Sistema Pep, oponer a Pepe y su fútbol de saltamontes contra el cubismo culé que lo acaba siempre verticalizando Messi, en esos slaloms que han dejado ya cicatrices de por vida en la hierba de Chamartín?

Me doy cuenta de que estoy lanzando a Mourinho los mismos por qués que él lanzó al éter uefo del año pasado. 

Mourinho era el afán de saber de esos purqués y era la elegancia de cambiar de traje táctico, superando el uniforme del Valdanismo conceptual.

El entorno madridista es eso que ojeroso desfilaba maratoniánamente en Intereconomía. Es el pensamiento resacoso de las redacciones del Marca. Es la corrección absurda contra el pivote de Relaño, que es rémora de ese fetichismo del 4-4-2 que aún está en el ambiente. ¡Si me he tirado yo mi juventud escuchando y leyendo a Segurola gastar su prosa anglo contra el doble pivote! Y de ahi viene este bodrio que soportamos, porque los mismos que daban ese coñazo no hicieron nada para que el Madrid pudiera fichar buenos centrocampistas. De hecho, el marqués del tiquitá perpetró el peor doble pivote de la historia, una cosa que asustaba a los niños, el nefasto Makelele-Flavio, que todavia hay baches en el cesped de Chamartín de las tropelías cometidas. Los peores centrocampistas de la historia del fútbol los hemos visto en el Madrid reciente: Flavio, Gravesen y Lass. Tres insurgencias que le salían al mister en cada partido, tres organismos ahí como dinamizando algo, tres desórdenes aparatosos, con ruido de cacharrería y mucha eclosión muscular. Lass, ya estoy hasta el pirri de decirlo (¡el informe pirri es esto que hago yo!), es una inutilidad sólo admisible como apuntalamiento escorado a banda en un 4-3-3 o como lateral machaca obstruccionista.

Paradójicamente, el madridismo cayó en el fascismo del 4-4-2 y ahora 4-2-3-1 con medio giliflauta mientras llegaban los Gravesen o los Lass.

Mientras al Barcelona le llegaban los centrocampistas, al Madrid le salían los dogmas del jogo bonito. Doctrina sin futbolistas. Tiquitaca sin Xavi e Iniesta, porque en Madrid el tiquitaca lo ha jugado Relaño 

Lass es lo más parecido al dolor de cabeza que tiene el fútbol. Tiene un frontispicio desproporcionado que es como un encono. Lass es el atropello de la razón futbolista. Es de una frontalidad taurina. Que lo echen a Las Ventas, coño.

Pues Lass ayer salió mandando junto a Xabi, el otro Iker, que prepara angulas y tiene que soportar que se le presente en el caserío un señor que no parpadea, con pinta siempre de recién salido de la ducha, que es Puyol. Eso es el madridismo ahora, que te irrumpa Puyol en gayumbos en casa y haya que ponerle plato.

Ahora, en la crisis de yernos que tiene la vida española Iker y Xabi, con sus auras de Toni Cantós, podrían ser, perfectamente, aspirates a yernos reales.

Yo a Iker le veo más de yerno real, de yerno de España, que de portero del Madrid.

Bueno, de hecho, Iker es cada vez más portero nacional que guardameta nacional. Iker es un tipo encantador al que le dejaría uno las llaves de casa y que siempre dice buenos días. 

Iker es otro al que hay que cuestionar sólo por sano madridismo. Lleva quince años y todavia no le sabe dar una patada a un bote. A mí esto me preocupa porque tenemos entrenadores específicos. ¿Qué productividad hay en Valdebebas?

Dos porteros canteranos es mucha tela.

Coentrao, que es la crispación de Mou, jugó ayer de lateral derecho y habiendo lo que hay en la plantilla eso es un clarísimo ataque de entrenador, una cruyffada de las que hacía el flaco en Chamartín.

Con Lass y siendo Ozil -Özil es un invertebrado y tiene asfixias de Prosinecki- la maravillosa liviandad que es, con una ya creo que irremediable indefinición de rol, es imposible que el Madrid pueda hacerle algo que no sea cosquillas a un Barcelona con Busqueas, Xavi, Iniesta y Cesc, y las dos fulguraciones de Messi y Alves. Este Madrid del 4-2-3-1 de chichinabo, con un Özil que tiene constancia y verticalidad de delantero, pero no de medio -Özil es el corneta del séptimo de caballería, pega el cornetazo con su primer toque, pero no tiene sustancia de centrocampista-, al Barcelona le juega siempre con una aceleración de Buster Keaton y exteriormente, como juega el actual Valencia empequeñecido de Emery, con un vigoroso optimismo, con mucho brío, pero con poca, digamos, argumentación peloteril. El fútbol no es la filosofía del empeine que vende Pep, pero tiene una innegable elaboración.

El Madrid al Barcelona le juega con la acomplejada pequeñez del boxeador que no puede aguantar el intercambio de golpes. Es un púgil cómico que arrea una galleta y sale corriendo, y va así, dando guantazos teledirigidos, como por justificarse, mientras se aleja bailando todo lo posible, en plan Roque III. El Madrid contra el Barça es todo contragolpe, prisa, sorpresa y exterioridad. Es contragolpe ya desde el túnel y en una de estas se va a pillar a si mismo a contrapié. 

viernes, 9 de diciembre de 2011


LA TERCERA ESPAÑA





¿Cocido o butifarra? Paella ¿Messi o Cristiano? Villa ¿Bernabéu o Nou Camp? Mestalla... Así contestaba Albelda a uno de los cuestionarios habituales antes de un Barça-Madrid y de pronto se me apareció como un esforzado aspirante a la tercera España. Un Marañón con menos frente. El clásico hincha su retórica siempre hasta esa portada del Marca en que aparece el globo terráqueo, en un ay futbolero a punto del Mars Attack. El maniqueísmo machadiano y el cainismo ibérico se refrescan cada año con la murga del clásico, como ahora se argentiniza. Nada escapa a la dualidad, y los novelistas metaforizan la vida con los colores de las dos camisetas. El Barça-Madrid es la mejor literatura que se hace en España ¿Hay una salida culé a la crisis del Euro? ¿Una doctrina Mou? Florentino Pérez fue el primer tecnócrata del siglo XXI y nos enseñó que detrás del ingeniero de aspecto aburrido puede haber un visionario que llore hacia dentro. La peligrosa pasión dormida de los racionalistas estaba en Florentino, que fue el último Marco Polo antes de que los chinos nos ocupasen la calle. Madridista sería acatar la disciplina fiscal y someterse al ajuste largo; culé, circular la pelota monetariamente, en rondo tranquilizador, como una falsa monea que fuera de mano en mano.



¿Es lícito a estas alturas querer escapar de la retórica totalizadora del clásico? En España sólo el árbitro puede estar al margen (y aún sobre eso hay serias dudas y una teoría conspiratoria abierta a la investigación, como otra exhumación de los bajos fondos de la realidad), no siendo árbitro toda imparcialidad es una impostura. La Superliga Europea llegará con la reforma del Tratado de Lisboa, es un clamor a gritos porque ¿acaso puede haber unidad monetaria y una pluralidad de Ligas con sus veintisiete Arminios de congelada sonrisa quechua? Quizás sea la única forma de superar la dualidad. La tercera España será la superación hegeliana del duelo, en el hastío del postpartido o a lo que lleguemos cuando podamos ser libremente del Bayern de Munich.



Ahora, en esta hora del mundo, todo aquel que quiere huir del Barça-Madrid está jugando a ser Rosa Díez, que, picassiana y admonitoria, es como la musa oblicua generadora de ángulos obtusos de ese poema de Gerardo Diego: "Norte. Sur. Este. Oeste. / Cenit. Nadir. No sigo / Es imposible astucia / la de acertar contigo". La tercera España es muy civilizada, pero no tiene ideal. Es menos bárbara, pero no explica la realidad. El Barça-Madrid es la actualidad del infinito, oriental dualismo español, sobre el que se construye nuestro mundo puesto en solfa. Y la tercera España es un fracaso histórico y un coñazo imposible, como el Atleti.

martes, 6 de diciembre de 2011

LOS FALSOS PATRONOS


Fuera de casa, bajo la mirada impuesta de un retrato de Pérez Reverte, que indeseadamente tutela mis pensamientos y me encabrona un poco la prosa, pienso en los orondos empresarios de cine mudo de la CEOE, ante el desplome de mi productividad personal en este puente. Enfermo de sensualidad, tedioso, comido y bebido como un fderativo de supergarcía, mi mente vaga por los espacios minimales de la nada, en la chaise longue del rien de rien.

Ellos, los empresarios, quizás tengan razón, pero se resiste mi condición obrera, mi descendencia obrera y anarquista. Me miro y a mi sombra en la pared le asoma una silueta azada en ristre que no admite fácilmente las pretensiones de la patronal. ¿Pero es sólo conciencia de clase, ese prejuicio mío, es sólo el campo que me sale?

El representante de las pymes a veces sale en la tele y es un señor normal, en trance de quedarse calvo, con una especie de alopecia nerviosa y crónica propia del que echa cuentas y no le salen. Entre la patronal y el sindicato, la constitución se olvidó del autónomo, integrante de la 18ª autonomía, región de la incertidumbre sin estatuto propio, pero con un folclore naciente de súplicas y rogativas en las delegaciones de Hacienda. Veo a ese hombre abrumado decir cosas sensatas y me siento en parte representado como centésima de ese ejército popular de la clase media empobrecida, remeros patéticos en las galeras del consumo. Es un lenguaje el suyo sin molinos de viento, sin enemigos, sin antagonistas de los que reclamar nada.


Y luego está la patronal, que se ha descolgado con una queja contra los puentes y no ha solicitado cercenar una cabeza del puente de gárgolas de este diciembre, porque se forzaría el cisma de decidir si la constitucional o la Purísima, sino algo mas radical: eliminarlos todos, volar su arquitectura improvisada que nos permite pasar el año.

Picaresca de almanaque, con su cosa de bisiestez, salen los puentes como setas del calendario, pero en desacato al santoral quieren sustituir los festivos por unos lunes rojos en el calendario. Primero le quitaron el sentido a las fiestas, ahora se trata de desubicarlas, y pasarlas a la tristeza de los lunes desangelados.

Las grandes libertades del trabajador eran la de ser rodríguez y la del periplo romántico del puente. La libertad de señor de vacar un día laborable, de ver sufrir al vecino. Tomar el café con ojos atónitos un miércoles optativo. El ocio se disfrutaba el doble si alguien se quedaba trabajando. El puente era la medida justa del ocio, la escapada romántica, el viaje, la fuga con la amante o la fantasía parisina con la parienta. Los dias justos para hartarse de un cuerpo. Sin la apretura del fin de semana ni la eternidad divorciadora de estío. Ensayar, en los bienestares del siglo veinte, el ocio señorial.

Los empresarios quieren, como surrealistas tardíos, cambiarnos las costumbres y difuminar los santos patronos por el único patronazgo calvo de la CEOE, que nos olvidemos de los santos por el culto lunático a Santa Productividad, sin querer reparar en que la productividad, como el amor, es cosa de dos y en que ya trabaja bastante el español. ¿Entraremos en las costumbres del empresariado español, con su elocuencia de Segurados sabelotodo? ¿Impugnaremos las gilipolleces solemnizadas del que se cree que es Jobs pero sólo vende alubias en lata y nos cobra las bolsas de plástico?

Ha salido en la prensa que la CEOE, a los efectos de sus cálculos avaros, considera los puentes como dias de huelga y eso demuestra una perspectiva paternalista, cerril y, en el fondo, tan dada al conflicto como la de los sindicatos. Debajo de estas cosas de la ceoe subyace una perspectiva conflictiva de las relaciones sociales. La dialectica social, el calado marxista de nuestra vida juntos. El marxismo es como la razón conyugal de lo social.


Las costumbres son la espuma de los tiempos, también con el ejemplo y la sabiduría secular de los santos patronos y de las fechas señaladas, que no están ahí por casualidad. La barbarie de los plusvalores nos las quieren quitar, eliminando fiestas religiosas y civiles, dándonos un descanso informe, indiferenciado, e inútil, en medio del cual ni nos podremos ir a la playa ni podremos pararnos a rezar a nadie. Eso no son fiestas, eso es sólo descanso.

Y la fiesta no es sólo descanso, es ofrenda. Le van a quitar  a las fiestas su razón antropológica y su potencialidad fugadora y romántica, alejadora: esos maravillosos crepúsculos en que las ciudades se vacían como escenarios de Cecil B. de Mille, éxodos de luces verdes en el cielo lívido del anochecer. Esa belleza de la oficina al ralentí, con su telefonazo solitario. Todo eso a hacer puñetas, porque este empresario español de la caricatura, eterno avaro de las comedias, le quiere quitar al trabajador su españolidad por ver si así le sale el japonés, sin entrar en el hecho, parece que menor, de que no es lo mismo producir iphones que producir cortados.