domingo, 30 de septiembre de 2012



ALDERDI EGUNA


Sale en la tele el político Patxi López, con un lema de fondo: “Patxi Lehendakari” y desarrolla una gestualidad exculpatoria, con mucho subimiento de hombros y de cuello, desestructurando el tronco, la caja sólida del tronco de un político. ¿Puede alguien imaginar a Fraga juntando las manos, subiendo los hombros en señal de excusa? López, secuela última del zapaterismo, ascua final del tinglado zapateril, parece una fusión perfecta de Zapatero y Máximo Pradera y en su mensaje hay una mezcolanza alterna de socialismo, de socialsensiblería, de afectividad irresuelta de caridad no dicha e identidad vasca, y las dos cuerdas las va tocando, como en un banjo roto. Vasquismo, obrerismo, obrerismo, vasquismo, con una coloquialidad y un tono confidencial y humano que causa un repelús dominical de gato. Sale entre jóvenes, no uno, ni dos, ni pocos, sino muchos. Sale rodeado de jóvenes, en un asedio juvenil a su espacio vital. Le falta solamente salir dando un mitin en el centro de un botellón porque esto ya no es hablar al joven, ni hablar con los jóvenes de fondo, sino un hablar entre ellos, mezclado con ellos, en apandillamiento de profesor enrollado de instituto. Así, voto joven, juvenalismo desenfrenado, sensiblerismo y vasquismo, un vasquismo difuso, inconcreto, federalista, quebecois, turbio, propio, inmarcesible, informal, blando, adaptativo, pero vasquismo al fin.

En frente, Urkullu. Urkullu versus López, atrapándonos con contradictorio encantamiento en su apellido de sonar sumerio. Ur, ulular, pajarería, exotismo, dulzura de flauta, voz de monte,  gutural y añil, con las consonantes fuertes, metalúrgicas, ensambladas de Erkoreka.  Y junto al apellido, el mitin en las carpas del Alderdi Eguna, la terrosidad del mitin, la naturalización de su mensaje exterior, patricio, propietario. La mágica genealogía y la seguridad de una política mineral, de trastornado y excluyente amor al terrón que mezcla lo atávico con lo de antesdeayer.

Estoy en Cádiz. Por la calleja sonora y hueca pasa un borracho ahora mismo y se marca un Himno de España con titoriros y marcha sin pito, con marcialidad chusca de carnaval y desplante y yo estoy a un pelo de salir a la ventana para unirme a él. 

viernes, 28 de septiembre de 2012




BÓTOX


Todo el mundo habla del pueblo, pero estos días se ha cercado un parlamento y se ha disuelto otro. La democracia es algo insatisfactorio y la gente echa de menos lo de ser consumidor. Llamar al camarero, montarle el número y pedir el libro de reclamaciones. Hasta los antidisturbios sienten la llamada popular y se infiltran, con lo que ya va a costar verles en plan globulitos blancos o ejército de anticuerpos de porra blanca que salían en los dibujos de Érase una vez el cuerpo humano.

El Pueblo son los pechos de la manifestante del otro día, que se los enseñaba al Poder, señor rijoso y tocón. El Pueblo acaba siendo siempre un par de tetas ideales.

El Azorín parlamentario hubiera flipado estos días, cuando los diputados escuchaban de fondo el tamtam de los bárbaros. Otra vez el antiguo rumor tumultuario en la hora de la más sutil luz de claraboya. La Soraya PSOE interpelando a la Soraya PP (la partitocracia es esa gemelización pili y mili), Soraya aleonada y tinaturner que en la tele parece que tiene delante a cuatro diputados soplando para provocarle el efecto wind de su melenón; y le decía su homónima homóloga que lo que el pueblo pedía en la calle eran políticas. El pueblo no quiere pan, quiere políticas, porque una de las cumbres de la democursilería es haber pasado de la Política, abstracción macha y enjambre, Carrillo enganchado al eterno cigarro ideológico, a las políticas disueltas, femeninas y naif de la implementación.

Mientras, en Freedonia se convocaban las elecciones de la independencia. La independencia de Mas, que es Scream 4 y cuando llegue ya parecerá un chiste intertextual y postmoderno.

Para resistir en el Parlament, Rajoy tiene a Sánchez Camacho, un pasmo político mirando mucho a Mas. En su congelación gestual se simboliza la parálisis facial del derechismo y del constitucionalismo, pues la derechona, metida a centrista, siempre acaba pareciendo puesta de bótox.

El centro es bótox, así que para combatir el nacionalismo surgieron Ciutadans y UpyD, pero el nacionalismo se irá y ellos se quedarán. Toni Cantó, que cada vez se parece menos a Toni Cantó y más a Gorriarán, pedía el otro día el cambio de sistema desde dentro, cambiarnos el sistema, como si fuéramos el Atleti del Cholo. Democursi Toni Cantó, o Cantuvo, que en su ser menos él y más Gorriarán representa la politización funesta del individuo, que de bello pasa a concernido.


Lo más extraordinario es que con este panorama Rajoy se fuera a la ONU, donde ya no le confunden con el presidente de las Salomón, y le pidiera Gibraltar al Reino Unido. Esto, que suena a geopolítica vintage o a espasmo de hidalguía, parece la reacción del señor que ante el desahucio inminente, grogui perdido, niega la realidad y se encierra en casa para buscar en Idealista un chalé en la playa:

-Mariano, por Dios, déjate de Gibraltares.

Gibraltar, al final, es lo más español que nos va a quedar. Una vieja nostalgia que mejor si nos la conservan los ingleses, que siempre fueron mejores conservando.
                                               

jueves, 27 de septiembre de 2012

UN RATO DE TELE: LA VOZ


Me ponen un café y el chaval me dice: aquí tienes, máquina. Su desenvoltura me recuerda a Bisbal, que es el gran atractivo del concurso La Voz, record de audiencia con el que Telecinco da la espalda al reality por el gorgorito. La emoción humana, el enganche de la nicotina, por la emoción artística. Tanto Bisbal como Melendi, que acude con el pelo planchado de Oyarzábal, parecen extraer algo más que dinero del concurso. Melendi lava su dañada imagen de horroroso cantante montapollos y Bisbal nos devuelve a Bisbal tras el affaire Tablada. Un Bisbal reconcentrado, con una chaladura suya propia. Tiene la salida caprichosa de Julio Iglesias, el desatornillamiento leve de todo artista. Es histriónico, numerero, intolerablemente intenso. Anoche, por ejemplo, cuando un cantante finalizaba una correcta versión del For once in my life, él se levantó e impuso sobre el propio concursante y sobre la orquesta el final bisbaliano, la coda copletera, su caracoleo musicovocal que el tío le planta encima a Mozart, a Sinatra o a quien se le ponga por delante.



Rosario y Malú transmiten con el rostro, pero Melendi y Bisbal necesitan mucho aspaviento. Bisbal, con todo, tiene criterio y en ocasiones su mano quiere pulsar pero él no la deja y se le ve sujetándose la extremidad como un juez sujetaría a un jurado popular desmandado. La mano de pulsar se le dispara y él la retiene y sufre, todo energía. Al final, es que se trata del clásico concurso del pulsador, del mocmoc. SUele apretar antes Rosario, que insiste siempre en que ella se mueve por el sentimiento. Le gusta el soul -en estos concursos siempre hay un puñado de voces soul que parece que se quieren comer el escenario, pero que ya no tienen el efecto de Rosa- y dice buscar el "feeling negrito", que debe ser el que buscaba Mou con Essien.

El efecto Rosa. En un país que desconoce la música negra, la gente flipó con ella. Luego, a la hora de vender discos, no vendió ninguno, porque, ya digo, una voz negra en España no se come un colín. Y así vendieron luego Busta y Bisbal. Que son nuestros BB, como otros tienen los Beastie Boys.

Malú está guapísima y se suele llevar las voces con más estilo. Por ejemplo la del artista sexagenario Pau Piqué, entre el doblaje y el crooner. Un hombre elegante, educadísimo, que nos pareció el seny hecho swing.

Hubo copla, melódica, pachanga, bossa, soul y un muchacho nervioso que conmovedoramente se presentaba a cantante por dejar la carnicería. Ataviado de Centella y con la pinta de un Vanilla Ice desnutrido, el muchacho, de cálida voz con tono propio, se quedó enganchado a mitad de estrofa. 



Jesús Vázquez hace una presentación menor. Está con las familias, pero no accede al escenario. El escenario se queda solo, en silencio, hasta que se oyen los pasos de alguien que sube. Entonces Bisbal dice:

- Es una mujer.

Claro, recién divorciado, está en esa fase.

LO más bonito del concurso es analizar cómo se percibe la música. Los expertos se ponen de espaldas y en sus caras (ellas) y sus aspavientos (ellos) se observa el efecto de la música. Yo me puse de espaldas a la tele para sentir lo mismo que ellos y girarme en el momento en que creyese oportuno. Esta modalidad me parece la mejor para seguir el concurso, porque ayuda a discriminar la voz del resto del paquete.

Es un programa que llevado al extremo nos está diciendo: no me mires. Sólo escúchame. Valora la voz, siéntela. NO hay presentador y entre el concursante y el espectador sólo están los famosos. Uno se da cuenta de que la sensación la matizan ellos y de que al final es Bisbal o son los ojos de Malú los que nos transmiten. Que los artistas siguen siendo ellos. 

Pónganse de espaldas a la tele. No sentirán nada. Vuelvan a mirar, observen a los coaches. Lo que sientan (esa mezcla de emoción musical, diversión innoble, hilarante desesperación) lo estarán sintiendo por Bisbal.


martes, 25 de septiembre de 2012



FEDERALISMO Y PAPIROFLEXIA


Rubalcaba ha dicho que hay que avanzar hacia el Estado federal. Vivir en el progreso es como entrar en el IKEA, que todo es seguir la flecha hasta llegar a la caja registradora, aunque lo federal sería más bien ir hacia atrás. Pero claro, no va a decir Rubalcaba que hay que retroceder, cuando el federalismo es la nueva equidistancia entre la independencia y el autonomismo y algo lo suficientemente confuso y prestigioso para engatusar.

Esto, claro, lo ha escuchado Ernest Maragall y le ha faltado tiempo para decirle adiós a la plana mayor del PSOE.

Porque el nacionalismo es la administración del adiós. La cruel despedida femenina y el español podría cantar por José Alfredo Jiménez:

-Porque estás que te vas y te vas y te vas y te vas y no te has ido.


En su blog, Maragall deja clara la aspiración:

-Una solución confederal más allà de los manuales de Teoria del Estado.

O sea, algo que no está en los libros.

Lo que acaba desembocando en la asimetría. Una suerte de federalismo mágico en que la suma no diese cero, porque todas las regiones ganasen, como si con el federalismo ya no hubiese aritmética; y además una constitucionalización de la diferencia, del somos distintos, que sería, quizás, la primera constitución de lo diferente desde la revolución francesa, que para algo puso el énfasis en la igualdad, la fraternidad y, en suma, en la solidaridad. Esto de la liberté, egalité, fraternité ya suena a vini, vidi, vinci.

Pero aunque del federalismo se espera la aritmética mágica, el federalismo en realidad es geometría. A mí la simetría siempre me hace pensar en la papiroflexia, que es la geometría infantil, porque me defino lo simétrico (mal definido) como algo que cuando se dobla da lugar a dos figuras iguales.

La simetría es la gran preocupación del artista papirofléxico.

La conciencia es simétrica. Esto lo sabe el que dibuja al hablar por teléfono, porque siempre se dibujan simetrías. Miguel Ángel pintó al David con tierna simetría y Leonardo al hombre de Vitrubio, aunque la realidad del hombre sea pendulona. Eso lo sabía Leonardo, claro, ¡pero Leonardo es Leonardo precisamente por haber dibujado al hombre simétrico!


Si la asimetría es la derivación desordenada de todo, ¿qué clase de planteamiento humano es el que parte de ello?


La inteligencia es simétrica y la constitución moderna una papiroflexia estable, hasta llegar el socialismo catalán, que quiere la pajarita descoyuntada.

El gran papirofléxico español fue Unamuno, que llamaba cocotología a la papiroflexia. Cocotología creo que viene de la pajarita francesa, pero nos suena a algo cabezón, obstinado y cerebral. La cocotología es tan esforzadamente simétrica que una vez Unamuno escribió a una revista argentina porque había visto en ella una pajarita asimétrica y mal diseñada.

Si se ponía así Don Miguel por una pajarita, ¡qué no hubiera dicho de Rubalcaba!

Un Estado asimétrico es una perversión tan grande como una pajarita asimétrica. Un origami imposible. Un desorden nervioso. Una intranquilidad.


                             

                                                           (LAGACETA, 25-IX-2012)

lunes, 24 de septiembre de 2012


RAYO VALLECANO, 0; REAL MADRID, 2. MI VERDAD

 

Me fui a ver el partido a un bar de los que utiliza el cine español para ambientar sus historias de policias, solo que en lugar de Santos Trinidad había viejos. Estoy preocupado por la pirámide poblacional del madridismo. Allá donde voy encuentro que el Madrid es cada vez más una pasión senil.

Señores mayores de tembloroso vino apoyaban sus bracillos pelados en la barra metálica bajo la mirada de Kanouté, una bufanda del Atleti y un botijo sevillista. Yo aprovechaba para cenar, aunque poco ofrecía el lugar: Una carne con tomate que mezclaba cartílago y ternura y unos choquitos de rubio rebozado con una mínima guarnición de ensalada de patata . Cada ración iba acompañada de dos picos aunque el camarero, al que yo no podía dejar de imaginar cantando el himno del Sevilla, me decía que sin ningún problema yo le pidiera más picos o pan. El pico es la lágrima panera, la aceituna candeal, el pasatiempo tontuno de matar el tiempo comiendo pan. A mí me venía bien porque hoy quería ponerme a plan, pero la austeridad del pico único no la pude comprender hasta después, cuando generosamente y, sin duda arrepentido, el camarero me puso una cuñita de tortilla de patata. La cuñita era casi transparente y al pincharla y elevarla ante el televisor seguía viendo a Essien a través de ella. Y esa tortilla traslúcida del sevillista roñoso iba acompañada de… ¡un pico! ¡Un único pico lamentable!

En la tele ya había marcado Benzemá tras pase de Di María, que se está convirtiendo en el pasador del equipo. Un pasador sin tiquitaca, un verticalizador, un señor incisivo. Y un regateador tan clarividente siempre constituye una rareza.

En el estadio del oficialmente simpático Rayito unos focos daban chorros de luz suficiente. Sin estar muy al tanto de la polémica, ninguna hipótesis me puede resultar extraña porque recuerdo haber visto al Barcelona jugar un partido a las doce de la noche de un día laborable. Con esta Liga, desacato y unos alicates no hay parrilla horaria que valga.

Mourinho, sin embargo, demostró ser un malaje de marca mayor porque quería, valiente salida de tío sieso, jugar a las cinco de la tarde. ¡Pues no será fachoso el portugués que quería poner el fútbol a la hora de los toros!

Hasta Marta Robles, que es como una versión menor de Julia Otero, le cantaba hoy las cuarenta al portugués. Ella, tan milf, a él, que es tan milf de ellas.

Se hablaba de terrorismo hoy en la prensa y aunque exagerado ¿no es el sabotaje una técnica aprendizaje del terrorista? ¿No nos abocaba anoche a un domingo viudo, expresión de terror al vacío?

 

Aunque yo estaba a lo mío, a la optimización del pico de pan, el Madrid me parecía bien, con hechuras. En ese campo se ha visto pasarlas canutas al Madrid de Zidane y Sir Del Bosque, y frente a la versión moderna del Rayo de Paco Jémez el Madrid iba sobrado e irá sobrado casi siempre en casi todos los campos si sigue jugando con tres centrocampistas, porque Modric es centrocampista puro, con desplazamiento y con recorrido, con toque y desmarque y la capacidad de un Xavi de saber retener el balón. Además, parece humilde, se le ve humilde y tiene la mirada comedida, con lo que triunfará en nuestro fútbol.

Cristiano, fallón, desesperaba a un anciano madridista y otro, a su lado, sólo salía del silencio para gritar a cada poco tres nombres:

-¡Fuego!

-¡Labaaaaaaka!

-¡Pepe! ¡Ay Pepe guerrillero!

Pero a Pepe le van dando galletas en todos los campos de España porque su craneo tiene ya algo de calavera totémica y amuleto y la van tocando todos. Se ha convertido en el gran receptor de coscorrones, en la colleja propiciatoria.

En la segunda parte, cae el segundo y se convierte todo en un clinic sobre la contra y el achique de espacios. La defensa da un paso común hacia delante, cual cohorte y en ese avance hacia línea enemiga mata el espacio. Es marcial, arriesgado y mágico el fuera de juego y, bien mirado, es una de las cosas más divertidas de hacer. Es bonito jugar al fútbol también por la diversión de hacer el fuera de juego.

Yo, y como yo creo que medio madridismo de mi generación, terminé de comprender el fuera de juego en el Milan-Real Madrid. ¿NO tendrán los de la Quinta a veces, como deja vus, la sensación incómoda de seguir cayendo en fuera de juego? ¿NO será un síndrome para ellos? ¿No se han quedado así, así como son todos ellos, por ese instante que les falta, ese medio segundo que la realidad les debe ya desde entonces?

Baresi, afrontémoslo, aleló para décadas al madridismo y la pipa es la actividad (¡la pipa, como el pico, el pico pipero que a mí me estaban poniendo!) alelada del madridismo desde los ochenta.

En la segunda asistimos a otro episodio del proceso paulatino de conversión en suplente de Higuaín. No es suplente, se está convirtiendo gradualmente en un suplente. Adquiriendo grados sucesivos de suplencia. Pudo haberse marchado en verano, quizás viéndolo venir, pero se quedó y ha caído en esos procesos que tiene la vida de estancamiento y definición irremediable del sujeto.

Higuaín, que era tantas cosas y podía ser más aún, ahora es el suplente de Benzemá.

Pudo haber más goles. Pudo todo ser más divertido.  Una obra de arte, hubiera querido Robinson. Goles, correcalles, frenesí, pedíamos los viejos y yo. Pero no hubo más, sólo tres puntos.

Al bajar del taburete, Kanouté,  biri, bello y beduino, me seguía mirando como desde lo alto de un dromedario.

viernes, 21 de septiembre de 2012




ENTREVISTA A RUBALCABA



Entrevistaron el otro día a Rubalcaba en la primera. Le sentaron frente a  la intemporal Victoria Prego (la transición es un animal mitológico con la cabeza de Victoria Prego y las piernas de Victoria Vera) y además de hacer algunos trabalenguas con la palabra ajuste e inventar el ajuste justo, vino a decir que el autonomismo es ya un federalismo, un federalismo sottovoce, para luego confesar algo:

-A mí me escribe una señora de Cuenca.

Y si le señora de Cuenca lo hace es porque le responden, así que Don Alfredo se escribe con una señora conquense y esa ternura no la conocíamos.  Es algo que está entre los primores democráticos de un político virtuoso de listas abiertas, fiel a su circunscripción, y las confesiones del sexagenario voluptuoso que escribiera Delibes. Los enemigos hablan de espionaje y misterios, pero el secreto de Rubalcaba quizás esté encerrado en esas cartas con la señora de Cuenca donde vuelque tristezas, anhelos, incluso soledades que se quedan siempre soterradas en la madurez, porque la madurez es mucha memoria y la memoria a veces es el cruel soterramiento de cosas vivas. Y claro que  Rubalcaba tiene una voluptuosidad: la política. Hay un alborozo en Rubalcaba, una fidelidad a la máquina electoral que es casi inhumana. Político puro, Rubalcaba renace con cada ciclo electoral, aparentemente inasequible a las melancolías.

Deslizó en la entrevista la catalanofobia del PP y su radicalismo centralizador, aunque luego salga Feijóo (jó, Feijóo) para decir que cómo va un gallego a decidir entre Galicia y España, si eso sería decantarse entre papá y mamá, como si la soberanía fuese una custodia compartida. En eso coincide con Rubalcaba, para quien Cataluña y España son dos vecinas a las que les ha ido bien juntas y la nación, claro, una unión de hecho conveniente.

Confundir federalismo y autonomismo es una especie de revolución por la vía del tocomocho. Como un país que se dejara pasar de la democracia a la plutocracia sólo por confundir las palabras. Como si fuera lo mismo vivir en la casa familiar –familia- que compartir un piso –contrato-.

-Tras cuatro años de gobierno de Patxi López, todos los vascos saben que son vascos.
Y esto es un ejemplo de perogrullada federalista sobre la que construir una convivencia. Con esto y con un perdón de Otegui, que es el perdón formalito, falso e inane del futbolista que mete un gol a su exequipo.

Blasillo gesticulante, fisiología socialdemócrata perfecta, Rubalcaba ha sido malévolamente comparado con el tío del Anís del Mono, mono fáustico, vórtice darwinista con algo agazapado, juguetón y sulfuroso. Y ahora se nos descubre un nuevo mono, el lesula, cuyo rostro es como Emilio Aragón saliendo de un kiwi y en sus ojos no vemos un antecedente del hombre, sino un hombre encerrado y acaso una caricatura. Unos ojos claros, juntos, tranquilos y levemente desesperados que ya nos van diciendo algo. Si en el lesula hay una melancolía deliciosamente humana de primate cesante, ¿cómo no va a haberla en Rubalcaba?

                                                  (LAGACETA, 21-IX-2012)

martes, 18 de septiembre de 2012



REAL MADRID, 3; MANCHESTER CITY, 2. MI VERDAD.

 

-A ver si echan ya al Mourinho.

Así me ponía el café esta mañana un madridista. El hombre, que sale menos de su barra que Íker de la portería, quintaesenciaba al pópulo merengón, que luego quedaría retratado para los restos en la ovación de despedida a Silva, que si tuviera el don de la expresión, que no lo tiene, podría haber mostrado la incómoda perplejidad de ver al vecino abrazarnos al darle los buenos días. El de Arguineguín, que diría Sauca, recibía una ovación improcedente, inmerecida, honorífica, absurda. No hay un criterio, salvo el narcisismo, el narcisismo de masa, tipico de Chamartín, que explique la tontería de esa salva de aplausos. Esto es el Bernabéu, decía entonces Sanchís (que repite tópicos como se repiten las máximas en los sobres de azúcar, como si alguien le estuviera metiendo moneditas por el cogote). Un público que de vez en cuando necesita dar una ovación como el comer. Hoy se iba Silva y es que lo vieron clarinete:

-Yo sé de fútbol y como yo sé de futbol yo a usted le voy a dar la ovación que no le han dado nunca.

 

A Silva, que es más raro aún que Iniesta.

 

 

También se le vio el plumero en un instante en que apremiaron a Essien en una triangulación. Esa impaciencia nerviosa que le entra al estadio, que parece que le está largando un pescozón al futbolista.

El City llegaba como llegan once tíos del Decathlon, con una camiseta de atracar un chino. A los de azul clarito los ha retirado un jeque, que se está dejando la pasta en la Premier, porque en la LFP no hay seguridad jurídica ni modelo de negocio para los jeques. Dice Mancini, que va de Richard Gere pero se está quedando en Marismeño, que en diez años son el Madrid y dan ganas de cantarle la letrilla de que con los millones que gastan los fanfarrones se hacen las madridistas tirabuzones, porque nosotros ya hemos visto el rise and fall de Berlusconi, con lo que no nos vamos ahora a asustar por el City, que no llega ni a Atlético de Manchester.

Este equipo es un parvenu en el salón de las Copas de Europa, donde el Madrid, pese a su afición marota, lela y populachera, es el gran aristócrata ya de vuelta de todo.

Con esto lo que quiero decir es que había runrún de tembleque estructural y motivación europea, pero no tanta y que el equipo va encontrando una razón de ser, un motivo.

En el Madrid salía Essien acompañando a la pareja habitual de mediocentros. Essien es más Lass, pero mejor.

-¡Lass, más Lass!- pedíamos como Goethes moribundos de blandura hace unos meses y este Essien es un Lass sedado, estable, comprensible, pero al verlo, no sé la razón, he añorado a Lass, su fútbol candomblé. Yo hubiera hecho un equipo con Essien y Lass, que juntos, más o menos, o juntos pero uno sobre el otro, hacen un Touré.

El jeque no es tonto y se compró a Touré. La zancada de Pepe, que a mí me arrebata, es un paso matemático de militar si se la compara con el zanco de Touré, que cada vez que sale de un regate organiza un contraataque.

La zancada de Touré recuerda a esos campeonatos infantiles (¡Brunete! ¡La brunete canterana! ¡También un Brunete en el fanatismo canterano!) en que a los niños de diez años les echaban un camerunés con bigote.

Touré es el LeBron del fútbol. Qué bestia de tío. Qué animal.

Y en la puerta, Hart, que preludiaba el chiste tuitero del A Hart’s day night cuando empezó a parar con su aire de colega de farras del Prince Harry.

Rápida, teletípica, Silvia Barba apuntillaba:

-Hart es canterano

¡Pero vamos a ver! ¡Todos somos canteranos de algún sitio! ¿O es que acaso hay futbolistas apátridas, acanteránidas, que han florecido ya en el álbum de Panini?

Lo de la cantera es como un chovinismo absurdo y chico.

Arriba estaba Tévez, con el cuerpo tatuado como una novela gráfica y una cara congelada de poema.

Y el Madrid con su trantrán voluntarioso, un poco anémico, carburando un futbolcillo ameno, digno, pero sin demasiada vibración.

DiMaría, uniendo precisión y rapidez, cosa inaudita, con sus verticales tras mediavuelta de kamikaze que de repente decide estrellarse contra los centrales y Cristiano, vertical en banda como un Gento, corriendo a pasitos como una velocista japonesa, disparando a lo Puskas, saltando percherizado cual Santillana. Pequeño compendio de figuras antiguas para el aficionado nuevo.

En el banquillo Mou gesticulaba y se le veía mucha nariz, poca mandíbula, repliegue dental. Envejece y le asomaba un Robson. He visto hoy la madurez de Mou y le salía ya el señor mayor. Cuando era el traductor del Sir Bobby estaba yendo de la mano de su propia vejez, maravillosa estampa que se tiene cuando se acompaña al padre.

Karanka, a su lado, fiel, con la fidelidad del segundo al míster, y con toda la cara de pasmo de Toño, el representante de Belén Esteban y exactamente la misma posición que dejó en Sevilla.

Y el Madrid dominaba, pero sin llegar mucho. Se producían diagonales desesperadas de Cristiano y DiMaría. Desmarques en diagonal, que son el individualismo sin balón. Alejadoras, descoordinadas, desalentadoras, esas carreras hacia la grada a mí me desagradan mucho, quizás porque tengo el vicio del juego asociativo tras tanto tiquitaca consumido.

Hay veces en que sin saber por qué Cristiano echa a correr como si acabase de robar un bolso. ¿Pero adónde va?

En la narración Sanchís ponderaba la calidad. El concepto clave de todo para Sanchís es la calidad. La calidad es la habilidad técnica y al estilo de los juegos de consola, un futbolista tiene más o menos calidad, su depósito. El capital humano del balón. Sanchís pudo haber dejado a una novia con el argumento de tener más calidad que ella. Yo siempre le escucho que los españoles tenemos más calidad que el otro, como si la calidad fuera el sol y el jamón, y de esa forma Silva tiene más calidad que Touré, pero puede que sea menos determinante, no lo sé, el caso es que el mítico central explicaba así la ovación a Silva:

-Este público agradece la calidad.

Y sin embargo luego está la paradoja Arbeloa, al que por el hecho de ser poco vistoso, cada vez que hace algo se le magnifica. De esta forma, en la segunda parte intentó un chut balbuciente y Sauca narró a superman:

-Arbeloa… ¡Es un chut! ¡Un disparo!¡Un centro!

Los goles del City, una contra de Touré y una nueva jaimitada fosforita, fueron respondidas por Marcelo, Benzemá (enorme y titularísimo) y Cristiano con tres goles de gran calidad y perseverancia, dicho de forma clásica.

Al celebrarlo, a Cristiano le agarró Marcelo de las cervicales con cierta timidez, quizás por el reciente desapego, y Mou, uniformado con su traje gris, saltó al césped y parecía el de AC/DC saltando sin la guitarra.

Sauca se desgañitaba. A Cristiano le llovían palmadas en la espalda como a un torero y Manolo Sanchís, maquinal y desapasionado, ensartaba tópico tras tópico, tópico tras tópico, que pudieran valer para cualquier otro partido, como si esta noche de Champions hubiese sido, estuviese siendo, todas las noches de Champions.


DIVA LIBERAL


-Comparezco ante ustedes para anunciarles mi dimisión.

-Sí, ya, eso está muy bien, pero… ¡no se vaya sin dimitir!

La dimisión de Esperanza Aguirre la anunciaba en twitter ELPAIS de la siguiente manera: “Aguirre, dimite”. Es decir, que en el mismo instante de dimitir le estaban instando a hacerlo. La coma ingobernable de ElPAIS, insumisa como un tic, tenía la perseverancia del homenaje cariñoso y toda la maravilla del lapsus, que es un arte que doña Esperanza ha bordado siempre. Con sus meteduras de pata permitía un mejor conocimiento de sí misma porque, al final, de un político se acaban recordando sus errores. Entre tanta retórica, el lapsus comunica y, fracamente, ¿quién no ha deseado alguna vez ver sufrir a un arquitecto?

Por rara y forzosa, la dimisión en España está desprestigiada. Tendría que existir otra palabra para cuando alguien se va sin que le echen. Alguien, malévolo y gracioso, dijo en la red que doña Esperanza se privatizaba.

Para sus enemigos políticos, Aguirre tenía la inmortalidad mítica del malo de película. Salía indemne de atentados, de accidentes aéreos, de campañas... Salía indemne hasta de Gallardón. Y ahora que se va, no digo yo que no les haya quedado a sus enemigos, esos que a su media sonrisa guasona le estuvieron siempre pintando el bigote sieso de Aznar, la frustración de no haberla derrotado. Se va aureolada, doña Esperanza. Convertida en costumbrismo de un Madrid exponencial que empieza a desconocer el resto de España. Su profundización en la mayoría madrileña ha sido tal que a veces parecía que su nombre lo tomaba de la Esperanza estadística.

Todos los taxistas, que son los Sénecas del populismo, los dueños de la política proverbial, concisa, perezosa y escarmentada, amaban a Esperanza, pero también la amaba el liberalismo improbable y refinado. La citaban en la barra del bar y en el máster más pijo, porque el liberalismo en España es un taxista reumático que no ha leído a Hayek y una élite disparatada. Esperanza ha tenido la gracia de ser las dos cosas, anglófila y castiza, y ha inmortalizado el fracaso socialdemócrata con la palabra mamandurria, que es lo más.

Ella ha tenido siempre la gracia civilizada y española de la zarzuela, pero ha querido un Madrid bilingüe (¡saliéndole a Madrid un Sherlock Holmes!)

Hace unos años, Fabio Mcnamara se le declaró votante. La movida espectral declaraba apta a Esperanza poniéndole una chupa de cuero; la imaginábamos musa de los Costus, en el gran retrato integrador del pop neodesarrollista y arcoiris. Esperanza era moderna, absolutamente moderna y la única diva de las Cortes, la gran diva de la política española, tanto que nadie reparó en que fuera mujer.

Aguirre ha sido la gran rupturista de la corrección política, hasta el punto de casi haber establecido otra. Esa alternancia un poco cansina es la libertad, I suppose. Y la alternancia empieza a ser el movimiento péndular de lo que no se puede decir.

Y ahora ¿qué va a ser de Tomás Gómez, que se queda como el Coyote sin el correcaminos? 


                                                    (LAGACETA, 18-IX-2012)

sábado, 15 de septiembre de 2012



SEVILLA, 1; REAL MADRID, 0. MI VERDAD.


Al Madrid apetece verlo hacia atrás, como se escucha el vinilo de algún grupo con mensaje satánico, porque el Madrid culmina en Pepe y su disparatado satanismo de receptor de todos los golpes. Hoy se iba al descanso con un moratón naciente en su cráneo plateado, y ya le íbamos calculando el chichón, porque Pepe es de los jugadores que acaban con chichones, a la antigua. Su cráneo argentino hacía juego con la nueva indumentaria del equipo, cuya gafancia queda hoy inaugurada. Si la nueva camiseta culé parece un atardecer africano sampleado, once llamitas ardientes, un infiernillo de tiquitaca, el Madrid responde con el verde botella un poco picoleto, verde y plata, como olivos en invierno. Cristiano, la verdad, la trsiteza de Cristiano, queda muy otoñal y muy elegante con esa camiseta que yo me pondría perfectamente esta temporada con un traje oscuro.

El Pizjuán no estaba lleno hoy. La crisis, imagino, que en septiembre anda todo el mundo tieso porque quien más quien menos tiene vacaciones o hijos. Si estará jodida la cosa que Míchel salió al campo con las manos en los bolsillos y ya no las sacó en todo el partido.

Pocas cosas hay tan desagradables en la España actual como la imagen de un sevillano adulto cantando el himno del Sevilla; pero aún así, a Martínez, el narrador de nuestra vida, todo le parecía “poco electrizante”. A su lado, Robinson lucía aún a estas alturas un moreno congoleño, de verano de hispanista.

El Madrid salía con el once de gala, privándonos a los inconstantes del aliciente de ver a Modric y Essien y alguna de las posibilidades tácticas que ofrecen. A mí me cuesta mucho mantener la lealtad y la atención a las cosas como para poder seguir durante dos temporadas al mismo equipo. No sé, necesito cambios, alicientes, movidas. Seguimos a un equipo con la condición de que no sea nunca el mismo.

Marcó Trochovski nada más empezar. La defensa miraba como si todos fueran empleados de oficina en la hora del cigarro. Tras el gol, el Madrid tuvo un desempeño semidigno, pero un centro del campo endeble, frágil, intransitivo, un par de disparos voluntariosos de Cristiano y alguna pifia de Higuaín, que hoy remató de modo ignominioso. Lo de Higuaín, y lo dice un devoto, a veces es de liga de empresa.

El Madrid, lo mismo que un partido político, huía de toda posición extrema. Dos zonas erógenas fundamentales del fútbol, el extremo zurdo y el extremo derecho, permanecían sin pisar por un Madrid obsesionado con el centro. Pero en el banquillo no estaba Arriola, sino Mou, que se ponía de cuclillas con elegancia de golfista, calibrando el putt, viendo a ras de césped cosas que nadie vería.

En un momento dado salió Chendo y entonces la banda del Pizjuán, con Míchel a otra altura, era un monumento a la nostalgia. La crisis del hombre es la crisis del lateral derecho, porque anda que no ha cambiado el rol desde el de Totana para acabar en Cicinho, el nuevo Cicinho, que es un lateralillo volatinero, como volatinero fue Negredo, que atesora el talento dramático de todo canterano. Los canteranos son como los Larrañaga.

Al descanso, cero a cero y salía Modric sin Özil, lo que significa desconocer completamente el concepto valdanista de sociedad futbolística, porque si hay una sociedad perfecta, necesaria, revolucionaria del bodrio futbolístico de este Madrid es la de los dos. También salía Benzema, para estorbarse con Cristiano e Higuaín a su manera friolenta.

El Madrid eran fracasos nominativos, el cansancio físico, cierto galimatías táctico, pero también una evidente complacencia, propia de un equipo que todavía no ha decidido empezar la temporada. En la afectación deArbeloa y Alonso el otro día, en los errores del muy honorífico Casillas y en la decisión de ser Ricky Martin de Sergio Ramos se percibe aún el laurel mundialista, la horrible resaca del champán.

En la segunda parte, cené y cenando se mira al plato, a la tele, al plato, a la tele y se cabecea como un mal futbolista y tácticamente es imposible  enterarse de nada, pero la cosa pintaba mal. Se pudo empatar, pero se pudo empatar pocas veces y Mou, si miraba al banquillo, encontraba a Kaká y a Carbajosa. La desesperación es eso: mirar al banquillo y ver a un periodista calvo.

Hubo un casi remate de Ramos, un disparo a Triana de Callejón, veinticinco repeticiones de posibles expulsiones de jugadores madridistas y un fuerte chut de Modric al palo. Una regla conocida es que cualquier nuevo jugador del Madrid tarda medio año en perder la fuerza europea de su chut. Hay dos excepciones: Roberto Carlos, que tenía pierna para hacer transplantes de muslo y Cristiano Ronaldo, que no pisa el Txistu.

El Barcelona se queda ocho puntos por delante. Con un millón de personas en Canaletas puede declararse campeón de esta liga.

viernes, 14 de septiembre de 2012



CASI NACIÓN


Cuando Zapatero prometía un encaje para Cataluña todos pensamos que era constitucional. Visto lo visto, quizás hablaba de lencería. El Estatuto, qué duda cabe, ha sido un exitazo.

La Diada es una Catalonian Love Parade de inexcusable asistencia, pero con aire garrapiñado de visita a la tieta, a la honorable tía matusalémica que tiene un piso en Las Ramblas. Y los políticos ofrendan de modo horripilante, como los futbolistas que ofrecen el ascenso a la virgen local. Se observaban individuos con carteles independentistas de intermedia representatividad: bomberos por la independencia, amas de casa lliures, jubilados que quieren ser nación… y es que para hablar por boca de un pueblo antes ha de hacerse por el gremio. Individuos de representatividad piramidal, creciendo verticales hacia la soberanía como castellers.

El lema de la mani d’enguany era distinto: “Cataluña, nuevo Estado de Europa”. Alguien pudiera pensar que eso supera e integra el “Catalonia is not Spain”, pero no tiene por qué, pudiera ser que Cataluña ansiara ser un nuevo estado de Europa siendo España y a la vez no siendo España, porque para Cataluña España es una estimulante negación y un mercado vergonzante, como cuando vendemos armas a un estado basura.

Y qué genialidad la de Mas al hablar de la casi plenitud de Cataluña. Cataluña como un ente perfectísimo en la cadena del ser, pero no perfecto del todo, sino casi perfecto. Cataluña está siempre casi llegando, casi siendo, como un albor de estado, reversible, abierto aún, galvanizado, y allí, en el instante del casi se instaló el nacionalismo, sabedor de lo triste que es el instante posterior a la plenitud. ¿No es lo más hermoso de la vida ese casi? ¿No tratamos de que dure todo lo posible?

Cataluña es casi Nación y un estar como si no, estar-como-no, como no estando, a punto de todas las posibilidades. Un territorio soberanemente abierto. La apertura modernísima, la absoluta liquidez e indefinición de las cosas. Como cuando la novia, antes de ser novia te dice: ¿qué somos? ¿No sería lo ideal estirar ese ratito? Pues ellos lo estiran. Ni región, ni estado, sino una cosa y la otra y ninguna de las dos, pero siempre sobre la base del como no, del estar como si no se estuviera.

Para ellos el Estado es lo perfecto y quién les convence ahora de que el estado es demodé, decepcionante e imperfecto, como una cacha de famosa en el Cuore.
Y ya se prepara una estatua del Mas libertador, que será como un presentador de telediario montado a caballo.

La independencia pudiera ser un Mcguffin fiscal, pero eso sería decepcionante tras haber visto la feliz e irresponsable algarabía de mis compatriotas al “superar cívicamente un marco legal”. Decepcionante tras haber visto a Durán de patriota procesionario con muletas.

No obstante, en el nacionalismo catalán hay algo tributario de Madrid, algo absurdo, delegado y aritmético que hace pensar en que tras tanta manifestación, proclama y desafío, al final la independencia la tendrán que declarar desde Madrid.


                                               (LAGACETA, 14-IX-2012)

martes, 11 de septiembre de 2012



HACERSE UN IMPEACHMENT


Lo normal es que la masturbación traiga consigo algo de paz, pero en el caso de la señora Hormigos ha sucedido todo lo contrario. En su asunto, absolutamente irrelevante, se concentran sin embargo algunas sutilezas no resueltas: La intimidad, las lindes de lo privado y lo público, lo femenino, internet y su encanallamiento inevitable y, por qué no, los medios de comunicación, porque los mismos medios que en unas páginas escarbaban morbosamente en el sainete sicalíptico de Los Yébenes, en otras, muy dignos, arropaban a la pobre concejal, victimizada. Así, sobre el cómicamente llamado autoplacer de la señora Hormigos han ido recayendo autoplaceres sucesivos de políticos, periodistas y ciudadanos y la aparición en la pajarera de twitter y las tertulias de las dos numancias: la numancia cavernícola del escarnio y la numancia cursilona que corría a proteger a la señora. De este modo, se ha dado algo muy poco español y paradójico, que habiendo alguien extrañamente determinado a la dimisión o la renuncia, surgiera un movimiento contrario a ello. A la señora Hormigos, se vio pronto, no iban a dejarle renunciar, pero es que no iban a dejarle renunciar aun insistiendo ella y cuanto más querían ponerse del lado de la señora Hormigos, más le acrecentaban la escandalera. Sucede con estas polémicas inarticuladas que no se sabe al final qué se discute, porque el delito contra el honor y la intimidad están tipificados, la compatibilidad entre ser concejala y gozar es absoluta y existe un sistema cultural y político de libertades alrededor del clítoris. ¿Qué se discutía? Lo que se acaba generando es una sustancia imprecisa, un magma chismoso sobre alguien. Para nosotros ha sido como un diminuto ensayo de las causas abiertas contra políticos americanos que vemos en la tele. Así, hemos querido ensayar, como sociedad abierta y opinativa que somos, una salida intermedia entre el modelo norteamericano y lo que venía siendo habitual aquí, que era la opacidad. Porque repudiamos el puritanismo yanqui que escruta celosamente la vida privada, pero claro, eso es muy fácil cuando lo que se hace es vivir de espaldas a la posibilidad de que el político la tenga. Aquí es muy fácil pasar por alto las intimidades del político porque se desconocen. Es más, yo soy absolutamente incapaz de imaginarme a un político en éxtasis y estos días, cuando algunos se solidarizaban con la concejala, me sobresaltaba descubrir que pudieran tener un clímax no electoral. Dado que políticos va a seguir habiendo y que un día tonto con el móvil lo tiene cualquiera, habría que ir dejando claro qué  hacer ante el próximo vídeo. Nosotros, tan modernos, mirábamos con suficiencia a los EEUU, pero ahora podemos reconocer que destapada la privacidad de un cargo, no entrar en absoluto es complicado. Aunque no queramos, lo público y lo privado forman un continuo. O se mira para otro lado o se acaba siempre en una forma de impeachment. Propio o ajeno.


                                                                    (LAGACETA, 11-IX-2012)

viernes, 7 de septiembre de 2012




EBONY AND IVORY


Algo debimos sospechar cuando Gasol y Kobe Briant nos daban el tostón durante las Olimpiadas compitiendo por ver quién era más amigo de quién:

-Te quiero, amigo.

-¿Cómo que amigo? Tú eres mi bro.

No lo sabíamos entonces, pero estaban presentando su candidatura al Prince of Asturias. Era una amistad un poco fatigosa, como las amistades de las escuchas telefónicas, porque es en las escuchas donde se percibe claramente la pornografía de la amistad:

-Te quiero un huevo, tío. Lo nuestro es muy bonito.

Eso de que lo suyo es muy bonito lo pueden decir Íker y Xavi, que son amigos, ya lo sabemos, nos lo dirán, que no tendrán nunca el balón de oro, pero que mira por dónde, oyes, pueden decir muy alto que son amigos. ¿Y de quién es amigo Cristiano? Como en el colegio o en el patio de la cárcel, en la vida actual hay que tener un amigo. Sólo los Bretones no tienen amigos. Buscarse el amigo es fundamental.

Nadie hizo más por visibilizar la amistad moderna que el Un, Dos, Tres. Cuando Mayra presentaba a los “amigos y residentes” nos hacía entener lo amplia que podía ser la amistad. Todos tenían un aire conyugal o inverosímil, pero eran amigos. Pues ahora el fútbol es como el Un, Dos, Tres y la UEFA es Mayra y Cristiano es la Ruperta.

Íker y Xavi sellaron su amistad, su amistad de no residentes, tras la Eurocopa, comiendo un potaje o unas croquetas en casa Casillas, porque un amigo no es amigo si no lo ve la madre y le da el visto bueno. Yo entonces me acordé de los amigos de Íker, los que enseñaba en los anuncios de cervezas. Sus amigos de Móstoles. ¿No se irían a enfadar si Íker hacía otros amigos y encima los paseaba? Tras ser más de Móstoles y más normal que nadie, Íker ha empezado a hacer amigos en La Masia y puede tener más de un millón de amigos, porque… ¿qué sucede si le da por hacerse amigo de los del Bayern?

Íker vence al rival y luego, perverso, se hace amigo suyo y Schwesteiger ya está tardando en irse de mahous con él. Porque ¿qué es un individuo moralmente saludable? El individuo de la caña en el anuncio. Y si hay tipos que te roban a la mujer, Íker, si no se está atento, se hace amigo de toda tu pandilla.

Decirse amigo da tanta vergüenza que sólo se dice de copas, pero ahora salen Xavi e Íker, Xavíker, y hacen gala y hasta aceptan un galardón por ello. Lo ha dicho Blatter: “Xavi e Íker ponen su amistad por encima de todo”. Los Príncipe de Asturias no han premiado a un deportista, ni una rivalidad, sino una amistad. El viejo dicho de que en la cancha no hay amigos se lo acaban de pasar por los guantes de parar: en la cancha ya hay algo por encima del gol, del resultado, la gloria y el espíritu del juego: una amistad. En una sociedad tan inmoral, qué mormones se han puesto con el fútbol.

En la entrega de premios sonará Ebony and Ivory de McCartney y Stevie Wonder. Subirán al estrado together in perfect harmony, acompasados, jugando al burro o ¡con los niños de la UEFA de la mano! ¿Pero acabarán como Madonna y Britney Spears en esa otra gala inolvidable?


                                                          (LAGACETA, 7-IX-2012)

martes, 4 de septiembre de 2012



BONJOUR, TRISTESSE

Uno pensaba que la tristeza era Özil, los ojos de Özil en los que miran tantos estadios intermedios. Que la tristeza madridista sería, como en esa anécdota de Jesús Aguirre que contaba Manuel Vicent, girarse muy lentamente Mesut Özil y ante la evidencia del antiguo amigo o de lo perdido, oir salir de sus labios las palabras: Bonjour, tristesse. Pero no ha sido Özil de morado castilla, sino Cristiano, con una saudade incomprensible, el que ha arrojado sobre el Madrid algo desconocido: la incógnita de estar triste en la victoria.

Ahora que el Madrid superaba al Barcelona, con el enorme chirrido del cambio de ciclo, como si volcasen con estrépito invisibles estructuras de poder, ahora le entra al club una tristeza extranjera, lusitana. Mourinho se dice insatisfecho y Cristiano, válgame, se dice triste. Y con ello son fieles a su ánimo de contradicción, porque se trata de una saudade nada madridista y anticíclica, que se sustrae del triunfalismo propio del Madrid, de Roncero como un fauno rollizo tocando el caramillo en los jardines del Txistu, del sonar de todos los pífanos eructantes de los mesones de la algarabía madridista, ahora que de nuevo estallaba la trompetería de la Décima.

Y va Cristiano e invoca una tristeza, que a ver quién interviene esa tristeza, que la tristeza es la causa fundamental de la baja misteriosa y en esto los futbolistas son como los demás trabajadores, que si traen una baja firmada por tristeza no hay manera.

El deportista, el héroe, tenía la felicidad de la victoria, una felicidad obligatoria que recibía de los dioses y esto de Cristiano, tras la liga, es como si un atleta olímpico hubiese bajado del podio con la medalla de oro y una depresión. Es incomprensible. A Cristiano no le correspondía exactamente la libre disposición de su alegría, como tampoco de su pena y, sin embargo, el hombre del muslo pindárico ejerce su penúltima rebeldía y alega una tristeza moderna, burguesa y personal cuando creíamos que estábamos ante un héroe griego.

A Cristiano, al que nunca vimos reir, ¿cómo vamos a poder comprenderle en su tristeza?

¿Qué pena es ésta de Cristiano? ¿Una forma deportiva de acedia? El avinagramiento de lo dulce, que sería el tiquitaca, de la tristeza mundana y la envidia de sentirse ajeno a los placeres espirituales del peloteo de Xavi, Iniesta y los demás. En Cristiano siempre ha habido una exclusión, un apartamiento solitario y su tristeza tiene la melancolía herida y acre del que se opone, del hereje a perpetuidad.

Sempiterno Mark Landers. Contestatario de recreo. Niño repelente del balón, con la repelencia física del que retaría a todos los demás niños a la pelota.

En su obsesión goleadora, en la concentración inaudita de energía de su fútbol, en la progresiva concisión y verticalidad de sus jugadas, en su chut hiriente había ya una tristeza enorme, una melancolía que no apagarían las victorias. En todo entristecido hay una renuncia y una tácita proposición: un objeto imperturbable de tristeza. Un amor no dicho.



                                                         (LAGACETA, 4-IX-2012)