martes, 8 de mayo de 2012
SEXY AND I KNOW IT (Publicado en LAGACETA el 8-V-12)
A un niño americano de 6 años lo han expulsado del colegio por cantarle a una compañera la canción del grupo LMFAO I’m sexy and I know it. Al niño lo tenían en observación porque ya antes la había tarareado http://www.intereconomia.com/blog/columna-hughes/sex-and-i-know-it-20120508
viernes, 4 de mayo de 2012
LO DE CALATRAVA (Publicado en LAGACETA el 5-V-12)
Según se informa, los honorarios de Calatrava por
las obras en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia superan los 94
millones de euros. Esto, que no sé si es poco o mucho tratándose de un
arquitecto estrella, nos permite ya la demagogia y la divagación.
Tengo un amigo que, bromeando con el final de Gaudí,
sostiene que faltan tranvías para tanto arquitecto y que muy pronto fueron
eliminados de las ciudades.
En Valencia se ha hecho una arquitectura civil
horizontal, tirando a mediterránea, como un desparramamiento orgánico, que es
lo que parece lo de Calatrava, una visita extraterrestre, los restos de una
monumental mariscada misteriosa.
Arquitectura helenizante, blanca, mitad estoa, mitad
peineta para el estoicismo de Camps, con un desasosiego que no es propiamente valenciano.
Sus puentes tienen algo de velero yéndose y los edificios se rodean de agua,
como para que se reflejen y cunda más lo que han costado.
El testimonio arquitéctónico de un tiempo no está en
sus museos, sino en sus cementerios. Una arquitectura es un trato a los muertos
y en Valencia se ha costruido para las Artes, las Ciencias, la Ópera y los
delfines, de modo que la arquitectura es un trampantojo sorollesco, destinado a
que el turista, en el sopor del arroz, se lleve un souvenir sensorial azulado y
blanco en el atorramiento del mediodía levantino.
En todos los ángulos, vértices, volutas, hilos,
cuerdas, peinetas, ojos y viseras caprichosas se percibe un churrigueresco
presupuestario, la enorme expresión del Presupuesto.
-¿Quién nos habla en estas obras?
-El Presupuesto
Yo creo que todas estas arquitecturas serán
despachadas como Barroco Presupuestario por la posteridad.
Sin embargo, el gran reproche que hay que hacer a lo
de Calatrava en Valencia es que no diga nada del atardecer, pues es una
arquitectura disminuida y mutante, tirando a leve, que coquetea con la luz y la
blancura griega, pero que no es absolutamente valenciana porque tiene para mí
cierta frialdad, desasosiego y si se mira bien hasta un futurismo tímido. Se han
evitado las grandes elevaciones, los grandes bloques que nos sometan al
encontronazo del poniente. Arquitectura sin grandes sombras, vedada y poco
transitable, que no permite el mayor placer de los edificios, que es su
elocuencia nocturna, el grito que pegan sus formas cuando es de noche (los
fantasmas son las expresiones espirituales de la arquitectura y los fantasmas
del calatravismo irán vestidos de Montesinos y serán blancos, serios y hermosos
como Toni Cantó).
El personaje moderno de la arquitectura, su De
Chirico actual, el gran protagonista de la paradoja de la arquitectura civil y
el gran disfrutador del arte arquitectónico ha acabado por ser el vigilante
nocturno. El resto de la población saluda las obras como grandes tumefacciones
fiscales.
El keynesianismo berlanguiano del PP valenciano ha
dejado un mecenazgo médicis y una arquitectura personal y crustácea en lo de Calatrava,
al que algunos, con chusca malignidad, llamaron Cal y Traba.
LOS VIERNES, REFORMA (Pulicado en LAGACETA el 4-IV-12)
Del programa de reformas emprendido por el Gobierno sólo tenemos una certeza: toca los viernes. http://www.intereconomia.com/blog/columna-hughes/los-viernes-reforma-20120504
Del programa de reformas emprendido por el Gobierno sólo tenemos una certeza: toca los viernes. http://www.intereconomia.com/blog/columna-hughes/los-viernes-reforma-20120504
miércoles, 2 de mayo de 2012
ATHLETIC,0-REAL
MADRID, 3. MI VERDAD (Y UN ALIRÓN)
-El Madrid es
justo campeón, pero se han escondido cosas detrás de nuestro silencio.
Estas declaraciones,
en frío, en el momento reglamentario de la felicitación dejan muy difícil la
tarea de defender a Guardiola en el madridismo, de matizar una rivalidad. Se
siente uno como iniciando otra imposible Operación Roca.
Guardiola, al hablar
así, no parece un deportista derrotado (nada más noble), sino un tiranuelo que
no hubiera conocido otra cosa que el poder (el fútbol, para él, sólo ha sido
poder) y se viera obligado a marcharse, entre personalismos, rencores y casi,
casi maldiciones.
En cuanto al juego,
un alirón es otra cosa y no apetece comentar mucho el partido. El Madrid, de
dulce, firme, en un campo que se le viene dando bien, donde deja siempre una
estampa de solidez y modernidad táctica –no sé la razón, más propiamente allí
que en Chamartín-, dejó pronto claro que el título se cantaba en día laborable.
El ataque del Madrid
era el proyectil de juegos artificiales, un cohete subiendo y desparramándose
en cuatro direcciones.
Cristiano falló un
penalti, traumatizado por Neuer, porque aunque se conociera la habitual
orientación de sus penaltis, él ha conseguido dibujar a todos su trayectoria y
empequeñecerle la portería.
Cristiano salía
repeinado y sabíamos que acabaría en bronca, porque Cristiano cuando sale así
es para desmelenarse y que le salgan los remolinos de diablo.
A su lado, Callejón,
mimetizado en su peinado y en sus diagonales obedientes.
El Pipa, que es
cantante de alirones, marcó con un golazo personal, directo, con su puñetazo
arriba, él, que fue el protagonista de esos alirones solitarios de hace años.
A Özil un locutor le
llamaba “estrasen futboler”. Otro locutor mezclaba la lírica de Tontxu con el
fútbol, asegurando que el entrenador “mezclaba sus fichas con las del otro
equipo”. Mientras, el sonido ambiental era una ráfaga popular de señorío:
-¡Así te mueras,
hijoputa!
Cristiano pudo
marcar más goles para su pichichi, pero falló y el público la tomó con él. Respondió
con gestos y en el pitido final Javi Martínez decidió que no era el momento de
felicitar, sino de recriminar. El estadio, antes, había insultado a Ronaldo por
chutar fuerte y hacer daño a un jugador de la barrera, en algo que puede resumir
mejor que nada lo que han sido estos meses. Para evitar la pitada, Cristiano
debió haber corrido como una chica de la cruz roja a interesarse por la pupa
del rival, pero sólo observó, sin afectación ni exageración.
Al final, en el
campo, unos cuantos madridistas en San Mamés –rara flor, la blanca, en ese
prado- celebraron con los jugadores una liga, que siempre es algo contra todos
y por tanro algo un poco paranoico. Mourinho evitó hablar para la televisión,
porque no abrazamos al enemigo el día en que celebramos nada. Los jugadores le
mantearon y él hizo lo que nunca vimos hacer a nadie: revolverse con un
puñetazo al aire. En lo más alto del zarandeo, Mourinho daba medio volatín puño
en alto, como impulsándose más, como queriendo subir aún más alto,
reivindicándose más. Capello, que fue lo más mourinhista que habíamos tenido antes
de Mou, declinaba el manteo y se sonrojaba, pero Mou no, Mou respondía al
manteo con un puñetazo al aire, con un revolverse rebelde contra todo.
-Más alto.
Otro gesto más para
el enamoramiento mourinhista de la singularidad.
Esta liga me
recuerda a la número 26, la del 1994, aquella en que el primer Raúl, Laudrup,
Redondo y compañía, entrenados por Valdano, consiguieron acabar con la
culecracia cruyffista y los traumas de Tenerife. Duró poco. Meses después no
seguían ni Valdano ni Mendoza. En veinticuatro años hubo dos ligas con Capello,
dos con Del Bosque –años felices de florentinismo y galaxia- y una de Schuster.
Pocas para un cuarto de siglo. Aventuras de aliento corto, gestas de pocos
meses, estertores de un club que agonizaba. Rompe este alirón un ciclo insoportable
y la estructura de la entidad y la capacitación de su entrenador hacen pensar
en la continuidad, que más que la del balón importa esa en nuestro club: la
continuidad del esfuerzo, el orden y la dignidad.
Uno aún sigue
extrayendo lecciones de los triunfos madridistas. Con unos años menos, o en
otro día, ahora estaría en la pequeña Cibeles –todas son pequeñas, todas se le
parecen-, gritando en la euforia del triunfo. Ultra, afónico, casi pendenciero,
reivindicando un ideal absurdo y compartido.
Es la primera liga
de Mou y la primera liga en el muslo de Cristiano. Mañana ese muslo escalará la
Cibeles, que igual hasta reacciona. La Diosa está quieta, pero no es tonta.
Hala Madrid siempre.
martes, 1 de mayo de 2012
LA EXPROPIACIÓN DE EVO
Evo Morales acaba de expropiar un paquete de acciones de la Transportadora de Electricidad SA (TDE), filial de Red Eléctrica Española (REE), que opera desde 1997 en Bolivia.
De fondo, el renacido patriotismo del recurso pachamamo y el mecanismo ideológico de Evo Morales, que viene bien explicado en la foto en que aparece junto a su gobierno escuchando el himno en Palacio: El puño izquierdo en alto, la mano derecha en el corazón. Si Evo fuera una deidad hindú sabría dónde colocarse cada extremidad. El indigenismo marxista, el populismo de izquierdas lacandón, como otras tantas cosas exige muchos gestos y por si no fuera poco la escucha atenta del himno es necesario afectar patriotismo con una mano y con la otra compromiso de clase y esa posición acaba pidiendo la unanimidad, porque un hombre en ese estado de postración simbólica es presa fácil para el ataque, así que todo el país debe realizar el gesto, porque de no ser así el país se dividiría en dos: los de las manos ocupadas y los de las manos libres y ese minuto largo del himno sería tensísimo.
Un hombre que ocupa sus dos manos es un hombre indefenso, así que al ver a Evo Morales con una mano al aire y otra en el corazón he sentido miedo por él, miedo porque le pudiesen atacar, miedo por el hombre que se queda sin manos para repeler cualquier amenaza.
Esa mezcla de obrerismo y patria le ha llevado a ofrendar al currante boliviano, al que quede allí y no esté aquí, la expropiación, como quien ofrenda un carnero. Ahí se ve esa primitivización del uno de mayo, el materialismo maya, tan psicodélico.
Morales movilizó al ejército y ordenó la expropiación mediante un Decreto Supremo, que tiene que ser como un decreto culminante, firmado con una pluma primitiva y sangre de ave andina sacrificada para la ocasión. Contra el Decreto Supremo veremos qué recursos caben.
La primera reacción del gobierno ha sido considerar que no es un ataque a España y ahora el mundo está en vilo, no a la espera del ataque, sino a la espera del eufemismo que denomine el interés que se considera atacado.
Tras lo de Argentina con YPF y lo de Evo Morales con la eléctrica, empieza a parecer que a España le hacen nacer un neocoloniamismo involuntario y pasivo. Estos ataques sobrevenidos los observa el español asombrado, porque nos dicen cosas y nos tratan de Imperio, lo que ciertamente nos tiene que extrañar. Yo creo que parte de este neocolonialismo, de este recolonializarse las antiguas colonias para liberarse en días de fiestas es culpa, al menos un poco, no perdamos la costumbre, de Zapatero, que con su ecumenismo buenista y sus abrazos a ese señor tan simpático con cara de idolillo precolombino y con sus condonaciones ejerció una especie de paternalismo, de intento de entronizar un eje diplomático que encabezara él, lo que debió molestar tanto como pudiera molestar la naftalínica retórica de la Madre Patria y el copón bendito de la fraternidad de los pueblos hispanohablantes.
Al español le tratan como si fuera de Texas o un inglés en Bombay y le están imperializando a su pesar esos señores que se ponen una mano en alto y otra en el pecho, como en raro sincretismo ideológico, porque eso es algo que aquí o hacen unos o hacen otros, pero que rara vez se ve en la misma persona, desconcertándonos un poco y haciendo, quizás, el paripé para que con tanta mano en tanto sitio nadie les pueda acusar de haberla metido en cosa ajena. Al fin y al cabo, ellos siempre tendrán coartada.
PEPE
En este Real Madrid
campeón creo que el mourinhismo ha sido siempre Pepe, su zancada creciente de tropel.
Se le ha puesto de loco para arriba, sin ver quizás que en cada corte suyo había
una intensa tarea de lectura, lo que los locutores llaman estar providencial, que
por cada diagonal visible de Cristiano había una paralela de Pepe, todo
alambre, brazo, descoyuntamiento, desarmonía, fibra delgada y desgarbada frente
a la fibra maciza de Cristiano, fibra introvertida y silente para que brillara
más la fronda estelar de Cristiano, pero fibra que también habría que cantar,
pues Pepe es junco, junco pensante y en su taparlo todo, saltarlo todo,
pugnarlo todo hay un prodigio mental que debe dejar una grieta, brecha de
concentración por la que se le vaya yendo la chaveta.
¿Hemos comprendido
la psicología de Pepe? Era imposible mantener sin un chispazo esa exuberancia
de tití, de saltamontes, ritmo Jungle de Duke Ellington en que suenan las
sordinas selváticas, verdes y chillonas de papagayos artificiales. Su fútbol es
un grito verde y cobrizo, no sabemos de dónde, brasileño raro, demasiado
crispado. ¿De dónde es Pepe y su fútbol a saltos? ¿De dónde su nerviosismo?
Pepe es un Desailly
fino (Ruiz Quintano) y otro fútbol total frente al totalitarismo holandés
colectivista, un totalitarismo individual lleno de brazos y codos y manos. Yo
he suspirado por un Pepe medular, deponiendo la batuta cansada de Alonso, intentando
el asalto pirata del centro del campo, su abordaje infantil. La ruptura de los
ritmos pautados con su zancada sincopada y su pugnaz desvarío.
Pepe tiene una
estupefacción triste en la cara, jeta de plástico, ceño infantil y un respingo
asustado, pero junto al muslo de Cristiano le ha dado a Mou las razones del
cuerpo, venciendo a la música ideal de Pep y sus muchachos, que han muerto de un
cerebralismo cansado, de concepto yerto, frotando la sien del centrocampista
para que surgiera la idea, cuando en deporte la idea es, también, espacio que
se logra, choque ganado, sensualidad.
Pepe salta sobre todas
las retóricas. Es un desorden personal introducido en el juego que lo llena de
posibilidades y Mourinho, posibilista, lo ha limitado a la defensa, privándonos
del frenesí de su desatado sadismo futbolero.
El Madrid ha sido
una exhalación entre el prodigio primero de Pepe y el último de Cristiano,
entre la carrera de Cristiano, que corre como Cruise en Misión Imposible (@MBellisario),
y la zancada irreal de Pepe, acortadora de distancias, zancada que crece con su
avance, que es desnivel entrevisto del partido.
Pepe es percusión, deslizamiento
patoso del trombón, metal tronado de la trompeta y cuando gana el centro del
campo suena un clamor de pájaros huyendo de las copas.
Juega y sonríe como Jim
Carrey en The Mask, superhéroe
fosforescente que al apagar la risa dejara una tristeza de no saber quién es
Pepe después o si hay un Pepe fuera de la agitada posesión del cuerpo y de su
ritmo, pues a Pepe parece que siempre se lo está llevando un mambo.
TENER ESTADO (Publicado en LAGACETA el 1-V-12)
Cada poco tiempo,
algún partido nacionalista nos recuerda su aspiración de tener Estado. Esto,
que no es nada raro, empieza a sonar extraordinario. Para el nacionalista,
tener Estado es algo escatológico, en el sentido de final de los tiempos, o de
apertura a un tiempo nuevo. Ellos así son felices, van por la vida con esa
ilusión mesiánica que, oye, es algo respetable. Es como la Décima para los
madridistas. Las sociedades necesitan levantarse por las mañanas con una
ilusión. Cuando el Madrid ganó la Séptima sintió un vacío y se tuvo que
inventar la Octava. De hecho, las Copas de Europa son la escatología moderna,
sin la cual no podríamos vivir. Para el nacionalista, el Estado es como la
finca para el torero, que no para hasta tenerla y colocar allí a la familia.
Así, para el nacionalista, su “Ambiciones” particular es la soberanía. Uno mira
detenidamente a un nacionalista y ve que su afán y su desazón es no ser
soberano.
Sienten una nación,
pero habitan otro Estado. Son como esas mujeres atrapadas en el cuerpo de un
varón. La burocracia, lo oficial, a ellos les repugna porque es un aparato
administrativo que no sienten. ¿Pero acaso los que no tenemos ese conflicto
obtenemos de ello algún placer?
A estas alturas,
empeñarse en tener Estado es como empeñarse en comprar plazas de garaje como
inversión. Es una obcecación de cincuentón avaro y raro, de señor que se peina
como Anasagasti.
Cuando Pujol, que
era hombre de Estado, pues se nace para hombre de Estado como se nace para
hombre de su casa, Cataluña lo tuvo casi todo: tuvo nacionalidad, tuvo hombre
de Estado, pero le faltó el Estado mismo. Eso fue traumático y hubo que
inventar la gobernabilidad para entretener a Pujol.
Yo no veo el
nacionalismo como algo especialmente malo, ha sido lo más vivo que ha tenido la
senil Europa, la descarga de electricidad última, el priapismo terminal del
vejestorio ante el Mediterráneo.
De la tensión entre
el nacionalismo y Madrid surge una cosa maniática y exagerada, problematizada, que
yo creo que tiene que tener su expresión puramente cultural, como un complejo
que se convierte en creatividad desparramada. El nacionalismo es una fábrica de
nerviosos. Irlanda ha dado escritores, Cataluña centrocampistas y el País Vasco
a Mocedades y cocineros ¿Es necesario tener Estado para amar a la Patria? ¿Por
qué no fundan los nacionalistas un nacionalismo no estatalista? ¡Un
nacionalismo bucólico sin IRPF! El nuevo nacionalismo debe aspirar a nuevas
formas de despiadado amor al terruño.
¿Qué es un Estado?
Algo sometido a Europa, zaherido por corporaciones misteriosas, al albur del
mercado o de la prima de riesgo. Yo antes que un Estado preferiría tener una
agencia de calificación.
Me preocupan mis
conciudadanos y veo que están depositando una ilusión inhumana en alcanzar algo
que una vez alcanzado va a ser poca cosa. Una melancolía, una triste coacción.
El Estado, que para Schelling era consecuencia de la maldición que pesa sobre
el hombre, es la rara ilusión de mis vecinos.
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