CORTADILLOS
Este dulce es mi favorito del momento. Lo compro en el
Mercadona en... ¿paquetes de ocho? No caigo ahora en el número exacto ya me
duran muy poco. Sucumbo con ellos a una ansiedad golosa que engaño con ensueños, porque tienen un algo conventual, de dulce de Clarisa, de monjita sevillana
dale que dale. El cortadillo deja también un regusto árabe, un saborcillo que
llega como se nos amorisca a veces un sonido. Aunque yo me monto mi película de
repostería de celda y califato, digo yo que esto será bollería industrial como
comerse un fosquito porque en el envoltorio, rompiendo su encanto, se nos
avisa salutíferamente de que no contiene grasa animal. Aunque manteca, sí, manteca de calabaza hecha hilillo es su cabello de
ángel e impalpable azúcar glasé lo espolvorea. Lo traslúcido, lo que no se deja
coger. Estos dulcecillos me preparan el gusto para la gloria chusmona de la
Navidad.
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