CAÍN
Y ABEL
Qué
ha pasado en España para que pasemos de los Aragón a los Matamoros es algo que
tendrá que explicar la universidad. Los Matamoros son los Panero ágrafos y
trash que el viernes irrumpieron en el share como si no quisieran dejarle el protagonismo
del finde a los Pujol y lo menos que se dijeron fue “absoluto psicópata”. Llegó
Coto con logo NBA, un ominoso rastro blanco y en la calva su tribal,
arborescencia de no sabe qué patrón neuronal alternativo, resonancia viva del
exceso. Kiko miraba desde un monitor con gafas de Foucault. Coto es más que
Kiko, es Kiko más Jimmy y Kiko es un Coto menor que quiere ir de tertuliano y
se ha abrochado las orejas.
Coto
pisaba Telecinco (“cadena de maricas”) para entrar en el Deluxe, el plató donde
“le asesinaron el ego”, lo que a Jorgeja le sonaba a “Nich” y en los Matamoros
se ve que el Sálvame es la Campos más las Crónicas de Sardá.
Coto
no fue el primer colaborador destroy,
sino que también fue el primero que ante la insolvencia dijo que “la única solución es el suicidio”. Pero
Coto no se suicidó, se fue a Bangkok y ha acabado en Zaragoza, donde parece que
no duerme entre cartones. Defendiendo eso se las tuvo con Kiko Hernández,
canoso y moreno como un Pitingo, con el que se lleva a matar. Un Coto fantasmal
y pacino destrozó la imagen del hermano, al que acabó llevando a la violencia
verbal y a una regresión Sandoval en que se puso a hacer de penitente. Jorgeja
maneja el plató como un domador, pero se dijeron de todo y la farla salía más
que las fotos de Mar Flores. Se tienen un odio no se sabe si africano o
boliviano. Pero los Kikos, con su prurito de profesionalidad, quedaron aún peor.
Lo dijo la Patiño: sois un espejo. En todos un gesto común de boca revirada, de
comisura bizca, rictus de cruel maledicencia. Por eso todos piden polígrafos
expiatorios.
Coto
dejó la bomba de que la primera Makoke fue Lydia y se marchó al fondo de la
noche. Tras el odio fraterno, un padre (el de la Pont) que no quiere a su hija
y luego Bibiana, nueva Soler Serrano, entrevistando al Autor.
(LAGACETA, 18-XI-2012)
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