CASI
NACIÓN
Cuando
Zapatero prometía un encaje para Cataluña todos pensamos que era
constitucional. Visto lo visto, quizás hablaba de lencería. El Estatuto, qué
duda cabe, ha sido un exitazo.
La
Diada es una Catalonian Love Parade de inexcusable asistencia, pero con aire
garrapiñado de visita a la tieta, a la honorable tía matusalémica que tiene un
piso en Las Ramblas. Y los políticos ofrendan de modo horripilante, como los
futbolistas que ofrecen el ascenso a la virgen local. Se observaban individuos
con carteles independentistas de intermedia representatividad: bomberos por la
independencia, amas de casa lliures, jubilados que quieren ser nación… y es que
para hablar por boca de un pueblo antes ha de hacerse por el gremio. Individuos
de representatividad piramidal, creciendo verticales hacia la soberanía como
castellers.
El
lema de la mani d’enguany era distinto: “Cataluña, nuevo Estado de Europa”.
Alguien pudiera pensar que eso supera e integra el “Catalonia is not Spain”,
pero no tiene por qué, pudiera ser que Cataluña ansiara ser un nuevo estado de
Europa siendo España y a la vez no siendo España, porque para Cataluña España
es una estimulante negación y un mercado vergonzante, como cuando vendemos
armas a un estado basura.
Y
qué genialidad la de Mas al hablar de la casi plenitud de Cataluña. Cataluña
como un ente perfectísimo en la cadena del ser, pero no perfecto del todo, sino
casi perfecto. Cataluña está siempre casi llegando, casi siendo, como un albor
de estado, reversible, abierto aún, galvanizado, y allí, en el instante del
casi se instaló el nacionalismo, sabedor de lo triste que es el instante
posterior a la plenitud. ¿No es lo más hermoso de la vida ese casi? ¿No
tratamos de que dure todo lo posible?
Cataluña
es casi Nación y un estar como si no, estar-como-no, como no estando, a punto
de todas las posibilidades. Un territorio soberanemente abierto. La apertura
modernísima, la absoluta liquidez e indefinición de las cosas. Como cuando la
novia, antes de ser novia te dice: ¿qué somos? ¿No sería lo ideal estirar ese
ratito? Pues ellos lo estiran. Ni región, ni estado, sino una cosa y la otra y
ninguna de las dos, pero siempre sobre la base del como no, del estar como si
no se estuviera.
Para
ellos el Estado es lo perfecto y quién les convence ahora de que el estado es
demodé, decepcionante e imperfecto, como una cacha de famosa en el Cuore.
Y
ya se prepara una estatua del Mas libertador, que será como un presentador de
telediario montado a caballo.
La
independencia pudiera ser un Mcguffin fiscal, pero eso sería decepcionante tras
haber visto la feliz e irresponsable algarabía de mis compatriotas al “superar
cívicamente un marco legal”. Decepcionante tras haber visto a Durán de patriota
procesionario con muletas.
No
obstante, en el nacionalismo catalán hay algo tributario de Madrid, algo
absurdo, delegado y aritmético que hace pensar en que tras tanta manifestación,
proclama y desafío, al final la independencia la tendrán que declarar desde
Madrid.
(LAGACETA,
14-IX-2012)
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