DRAGHI,
EL GIOCONDO
A
Rajoy se le escapó ayer una cifra en pesetas, como para ir recordando lo que
era un duro. Con la peseta hay nostalgia en plan cine de barrio. Sacamos un
euro del bolsillo pesadamente, como sacando un proyecto político común, pero
sin alegría. Habló ayer Rajoy sabiéndose escuchado por los mercados, con
optimismo ful, sin patetismo churchill, porque los mercados son un psicópata de
cine que obliga a su rehén a sonreir histéricamente y Rajoy un secuestrado sin
oreja que en el video a la familia transmite normalidad y horror. Así, todos en
Europa empiezan a imitar la cara de Draghi, que es el giocondo europeo, un
rostro sinfónico de armonías leonardescas sobre el que gravitan todas las
presiones y todas las posibilidades. El gran retrato actual habría que
hacérselo a Draghi, que tiene la cara hipotética de tener que sonreir al sur y
a la vez no sonreir a Schäuble y Weidmann, que son Ironside y su ayudante
persiguiendo cualquier repunte de precios. Rajoy dejó caer ayer que el Estado
controla el 20% del gasto, pero si las autonomías controlan el 32% ¿quién
controla el resto? Estamos ante un porcentaje de gasto independiente,
desmelenado y liberado del político. Un gasto sobre el que ya no mandamos, como
no se manda sobre un vicio.
(LAGACETA, 4-VIII-2012)
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