EL
JUEZ PEDRAZ
La
melena es un viejo reto de la masculinidad. La melena heavy se nos propuso
mucho en los ochenta, pero era demasiado contracultural. Un hombre sin nuca era
un hombre en cierto modo inhabilitado socialmente, pero, de un tiempo a esta parte,
en la vida pública española surgen melenudos exitosos.
Cuando
a Pedraz le llaman pijo ácrata desde la derecha lo que está de fondo es el
rencor del pijerío por haberles robado una melena que era conservadora. Aznar
fue el gran atlantista, el gran austero (hasta cierta boda) pero fue también la
protomelenita.
Ahora
sale Oyarzábal, y los de las NNGG, pero nadie puede competir con la perfección
de Pedraz, pues Pedraz es el juez Melendi.
En
la melena de Pedraz tiembla y se mueve lo se que tiene que mover, pero es viril
y constituye, además de su estupenda carrera profesional, otra vocación en sí
misma. Esa melena es una vida, otra vida suya y eso es objetivamente bueno
porque esa melena absorbe muchísima vanidad, vanidad que, pensábamos, no
acabaría en sus autos.
Él
no es como los otros jueces, a los que siempre sacan por la tele entrando en
los juzgados. A él, tan distinto, le sacan saliendo, saliendo a fumarse su
pitillito con ligera afectación y una miradita de reojo a la cámara, propia del
hombre que se sabe guapo. Su cigarrito es la rebeldía old fashioned de este
juez mad men porque Pedraz va un poquito de Draper por la vida.
Pedraz
es lo mejor que le ha pasado a la judicatura desde La Ley de los Ángeles y cada
vez que sale en la tele cinco muchachos deciden hacer derecho, siendo más que
probable que él tomara su camino viendo a Corbin Bersen en la tele.
Pedraz
es el único opositor de la izquierda frente al ejército sorayizado de la
derecha de curriculum apabullante y ahí está, junto a Sánchez Gordillo, como
puntal de una izquierda que en lo político sólo da señores que se llaman Pachi.
Sin
embargo, el entusiasmo que genera este juez se diluye un poco al leer sus autos
(aunque… ¿qué es un auto en realidad para un juez estrella? ¿de verdad vamos a
leernos los autos de nadie?) y encontrar su alusión a los políticos, tan
difusa. Existen concejales, diputados, ministros, y luego la berrea electoral,
pero ¿no es el concepto de “los políticos” muy poco técnico? Conozco taxistas
más precisos.
Eso
que lo diga un tertuliano vale, los políticos y tal, porque los tertulianos
están siempre espesos ya que les hacen hablar a primera hora de la mañana o a
última de la noche o en la hora de la siesta y, claro, por eso dicen lo que
dicen, pero que lo diga un juez…
Pedraz
además, y eso los saben sus enemigos y lo sabrán aún más cuando coreen su
nombre en las manis por venir, tiene mala rima: Falaz, mendaz, Ferraz… Le pasa
como a Garzón, que acababa en zón, ¡el zoón políticón del filósofo! La
inevitable politicidad (valga el palabro) de cada cual, por la que no cabe
hablar de los políticos, porque todos lo somos un rato. Todo es política, pues.
Incluso la cabellera (toda melena es ácrata) que Pedraz le roba a la derecha.
(LAGACETA,
9-X-2012)
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