MANOS
Ya
fue la presentación de la alternativa Chacón. Del acto, que era como la exhibición
de la mujer araña junto al borrico y al mono de rojo, mezcla de fenómeno y
agro, me ha quedado a mí la duda de aclarar la importancia del hombre (Miguel
Barroso/Escamillo) tras la fémina, porque si doña Carmen va a ser la
alternativa futura a la Mariana Pineda de peluquería que es Soraya y siendo
este un mundo feminista, no se puede -o se puede, pero quedando muy mal- andar
atribuyendo méritos o intenciones al marido. ¿Es Barroso un consorte
thatcheriano o se trata de una pareja Clintoniana o Kirschneriana, que nunca se
sabe?
Doña
Carmen presentó ayer su candidatura y repartió un poco de estopa al gobierno. Empezó
con una revisión del internacionalismo izquierdista afirmando que “por ser sus
abuelos de origen castellano, andaluz y aragonés se entendiera que desconfiara
muy pronto de las fronteras”. Este internacionalismo le sale un poco empobrecido
porque entre estas regiones no es que haya alambradas y fosos, precisamente.
Homenajeó
a Zapatero con esa frase suya que al decirla no se sabe muy bien si suena a
piropo o a sopapo: “El PSOE es el partido que más se parece a España” y supongo
que provocaría un instante eterno de estupefacción y autopellizcos al afirmar,
muy lanzada ya por la pendiente del liderazgo, que “Andalucía representa el
mejor ejemplo de la fuerza transformadora de la socialdemocracia”.
Va
quedando claro que doña Carme abandera el socialismo igualitario, sexualista y
psicótico, que Zerolo está de su parte en la reivindicación del derechismo
zapateriano (el ismo de los derechos espontáneos) y que Pajín será, junto a
ella, la alternativa rubicunda al delirio impagado de la Comunidad Valenciana.
Son cabezas visibles, ajenas (forzosamente ajenas) al desastre economicista del
partido. Son ese tipo de personas que delegan la declaración de Hacienda, rasgo
que abunda en el PSOE. El PSOE es asín: un partido en el que salvo Carmona,
Salgado y Sebastián no se imagina uno a nadie haciéndose la declaración de la
renta.
Son
perfiles jóvenes y marchosos, frente a Rubalcaba, el hombre dual de sombra
autónoma, el hombre que hace una cosa y la sombra le va haciendo otra distinta
y que ahora reclama la “unidad” socialista de Bono, frente a la “unidad con
acentos” de Carme, que (Zelig la ha llamado Gistau), hará como Teresa Campos,
sacar el acento andaluz cuando le convenga.
Pero
el día socialista de ayer dio más de si. Elena Valenciano, la Carmen Maura de Rubalcaba,
pidió “manos”, para la reconstrucción del PSOE. No ideas, ni tiempo, ni debate:
manos. El socialismo necesita “de todas las manos”, ¡pero y los pies! ¡Y el
socialismo de pies del señor Zarrías! Pedir sólo manos es un empobrecimiento y
una limitación del ensanchamiento democrático al que había llegado. En esa
petición de manos veo yo una antesala de pedir brazos, y un socialismo de
braceros, que hurgue más en el andalucismo tópico de la Chacón. Manos, sí,
¿pero qué manos? ¿Las manos blancas de mimo masivo de las manis? ¿Las manos
gordezuelas y lívidas de los de las sicav o las manos encallecidas del currela?
Me temo que ahora mismo sólo habrá manos nerviosas, de uñas mordisqueadas,
de falanges nicotinizadas de tanto
parado –manumitidos a su pesar- nervioso. Manos desocupadas, ociosas, sin saber
qué hacer –que las manos ociosas se desviven en el círculo vicioso de frotarse
a si mismas- que van a ser convocadas a la reconstrucción manual, obrerista, menestral
y boba del socialismo, que ya no pide ideas, sino manos.
Estas
cosas se dicen y el auditorio, de domingo y aburrido de una liga que parece el
pressing catch, se troncha en el vermú.
...pues cuidado con las manos que van al pan (nuestro).
ResponderEliminarNo puede ser tan difícil colocar estos textos en prensa diaria nacional. Otra cosa es que te los paguen, claro.
ResponderEliminar