PITOPAUSIA Y LAPSUS
Human
kind cannot bear very much… realities. Así parece ahora que decía
el verso e igual nos quedamos sin realities televisivos este otoño. El verano
se va como un rubio surfero desfondado se aleja con su tabla y Amador
Mohedano, imagen del parado español de
larga duración, sale ya de su casa, de su retiro chipionero y pitopáusico. Con
su algo de pepona albertiana, de señor de camisa abierta y repicar de nudillos
en la barra, Amador atraviesa la crisis del maromo y su mujer, que imita a la
Jurado hablando como si le estuviesen haciendo cosquillas en el sistema, pare
mientras el lapsus del verano llamando Quesadillas a las Quemadillas. Lapsus
bretoniano, pero del otro Bretón. La telebajura es televisión que busca el
lapsus y en el lapsus hay mucha epifanía y mucho surrealismo. ¿Qué hacemos
cuando se hace un chiste con el lugar del horror, pero es involuntario? Lapsus
liberador, con la libertad caribeña de lo irresponsable; lapsus de telebajura, continuidad de la vida
absurda y leve. El lapsus es la libertad que nos queda contra la corrección
política, especialmente contra la de los estados morales dirigidos. Los
apesadumbramientos, las indignaciones, las perpetuidades dirigidas. A qué santo
ha de acenizarse la vida si hoy en el periódico viene una señora con cien
orgasmos al día. ¡Y uno que pensaba que el orgasmo era como montarle a la novia
un mueble del IKEA!
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