viernes, 30 de marzo de 2012


DUNAS (Publicado en LAGACETA el 30-III-2012)

Arenas más que tecnócrata nos ha salido lentócrata. La mayoría de gobierno la está madurando lentamente, curándola como un jamón, con la paciencia de Rajoy, con ritmo cisterciense, cartujano. http://www.intereconomia.com/blog/columna-hughes/dunas-20120330

martes, 27 de marzo de 2012


APOEL 0- REAL MADRID 3. MI VERDAD.


Cuando me he lanzado en el sofá para poner la tele, con el mismo gesto con que Sergei Bubka vencía el obstáculo, no he entendido nada. Yo pensaba que el Madrid jugaba la vuelta de su eliminatoria anterior en el Bernabéu. No reconocía Chamartín en las imágenes, ni me explicaba qué hacía Mourinho en ese banquillo penitencial. ¿Otro castigo? La información ambiental sobre lo madridista viene estando dominada por el silenzio stampa y la reacción periodistil, tan furiosa, y yo llevaba días huyendo de toda locución, redacción o exudación deportiva.

La primera parte me la he pasado preguntándome si habría algún tuit así: "apoelos, oé, apoelos, oé, apoelos, oé, apoeoeoeoeoé". Supuse que habiendo tanta inteligencia allí es casi seguro que eso habría sido hashtag hace días y que empiezo a ser a twitter lo que Martín Ferrand al no twitter.

Pensaba yo si no se decía Hapoel en lugar de Apoel, pero luego he caído, preparándome el postre, que el Hapoel era israelí y que éstos son de Chipre. Tras ello he meditado sobre mi profunda ignorancia geográfica y he tratado de recordar la infantil familiaridad con el atlas, pues llega un momento en la vida en que el hombre decide que ya sabe suficiente sobre geografía, sepa mucho o poco. Supongo que es cuando el hombre se echa al mundo.

Era Apoel, y el lugar era ¿Nicosia? El realizador televisivo, quizá pensando en la gente como yo, sostenía planos del público para que nos familiarizásemos con la realidad étnica. Había chipriotas muy guapas y ha habido un momento en que la cámara se lanzaba en zoom sobre unos ojos verdes de mujer. 

Ese tipo de alardes televisivos en España se permitían en los torneos veraniegos. Ahora es impensable. Cada segundo televisivo forma parte del partido y en un Madrid-Barcelona el realizador juega un papel de narrador político, de marco institucional, y unos ojos verdes serían un romántico armisticio.

Era Champions, sí, pero menos.

Manolo Sanchís advertía al espectador de que no sólo no era Champions, sino que el Apoel tampoco era chipriota, porque estaba formado por brasileños y portugueses, raza nefanda.

Sauca y Sanchís son como los Tip y Coll de la obviedad. Sauca narra y Sanchís apostilla con una propensión nunca realizada hacia lo tautológico. Sanchís roza ese absurdo y comenta a Sauca cayendo en lo de Sauca pero con un alejamiento marginal y siempre, siempre, en el territorio hilarante de la obviedad. El talento de Sanchís es rozar la tautología, como se roza una zona erógena.

Sanchís ha dicho que la vida del portero es compleja y que el suplente afronta un peregrinaje.

Sanchís y Míchel y también Butragueño son un surrealismo. La manera descoyuntada, inconexa y formalista con la que el Madrid repondió al palabreo del fútbol recitado.

¿Y el partido? Hasta Messi, la Copa de Europa se ha ganado cuando el equipo ha sido capaz de mantener la portería a cero. El Madrid es mejor equipo por la manera que tiene de ocupar el campo nada más salir, con la inteligencia táctica con que las más listas cogen el 60% de la superficie de la cama de matrimomio:

-Amor, te posicionas en esta cama mejor que el Madrid de Mou.   

De salida el Madrid ya es un orden, y orden y posesión es una forma de unanimidad y de totalitarismo. Claro que al totalitarismo culé lo llaman poesía.

La banda izquierda del Madrid está llena de afluentes y özil lleva botas chillonas para enseñarnos a caminar y para que sepamos dónde se mete a veces.


¿Por qué Kaká parece que sólo caliente brazos, con ese gesto de nadador antes del chapuzón?


La vida lacia de Kaká hace que hasta sus hazañas nos parezcan poca cosa. Hay algo inadvertido en su facilidad, una distensión de exfutbolista.

Cristiano, cuando falla, da golpes al césped, como los niños cuando empiezan a caminar y se dan golpes y azotan el suelo.


El entrenador del Apoel gesticulaba con la mueca preferida del entrenador, que es la cavilación preocupada. Por eso los entrenadores empiezan a tener todos el pelo blanco.

Y yo me imaginaba mientras a Vicente Del Bosque en su casa tomando danacoles.


Lo mejor del Madrid ha sido Sahin, con sus exquisitas aperturas y su ritmo en el acompañamiento. El aficionado intuye desde su sofá cuando el empeine del futbolista está caliente. Sahin tiene una capacidad extraordinaria para participar en la jugada, juego de hilandera, añadiendo al toque el recorrido.

Unos madridistas del Oriente Próximo (¡constante lección de geografía!) celebraban un gol de Benzemá y yo me acordaba de Florentino, que internacionalizó el madridismo antes de que se lo comiesen en el Txistu. Sanchís y Sauca dialogaban -como dándose la razón, que es como dialogan ellos- sobre Arbeloa y el realizador, ya claramente extranjero, alargaba un zoom sobre el escudo de su camiseta blanca, sobre el intolerable blasón a la altura de nuestros corazones.





PRESIDENTE CAMPS (Publicado -creo- en LAGACETA el 27-III-12)

En una reciente entrevista en la revista TELVA, Camps cuenta su infierno de tres años como una elipsis de cine yanqui entre dos super bowls. En el 2009 estaba a punto de ver un partido de la NFL con sus hijos cuando le avisaron de lo que publicaba ELPAÍS y ahora le llega el alivio de la justicia cuando los Giants, que son como el Madrid de allí, ganan con un Ave María, que debe de ser como una jugada virtuosa del Barcelona. Algún cachondo dirá que si no llega a ser por el caso del sastre a estas alturas la super bowl formaría parte de la política de grandes eventos, con Madonna descolgándose en corpiño de una de las obras de Calatrava. Esta política de lo escenográfico la explica Camps por la extrañeza que le provocaba que siendo “los valencianos los mejores” las cosas no pasasen en Valencia.
Tras el juicio, Camps aparece como un hombre entusiasta, reivindicativo, exultante ante el sol, con el chamanismo impresionista de los valencianos, que se extasían ante la luz del sol como ante un patrimonio. Le faltó al fotógrafo llevarlo a la playa para imitar una estampa de Sorolla. Camps no teme a nada, no se arrepiente de nada y juzga su carrera como un cursus honorum romano interrumpida por la conspiración. Su carrera se inició como concejal del Ayuntamiento de Valencia, donde arregló el tráfico y terminó con una recepción a Ban Ki-Moon y una visita a la tumba de Churchill. Tras ello, dimitió pronunciando las palabras “Fuerza y Honor”, así, en plan Gladiator.
La pasión churchilliana, lo de compararse con Churchill, es algo que comparte con Aznar, así como su capacidad para extraer autoayuda y coraje del lirismo. Camps cita a Kavafis de la misma forma que Aznar se embravecía con Kipling.
“En todos estos años no encontrarás ni una pintada en mi contra”, dice, pero tampoco hay grafittis pidiendo su vuelta, porque es cierto que Camps tiene el favor popular y gozó de una mayoría aplastante, pero el votante es cínico y tiene poca memoria y Camps ganó unos votos que maneja otro y una legitimidad llena de nostalgia. El expresidente, que subraya que tuvo que modificar su rutina de paseos y salir al campo porque en la ciudad no dejaban de saludarle, se apoya en Juan Carlos I, en Juan Pablo II y entremezcla su destino con el de Valencia y España.

Camps es camp, suena camp. Hay algo afectado, intenso, exagerado, megalomaníaco. Camps nos habla como Presidente, se siente presidente, obtuvo los votos y la legitimidad, ha sido rehabilitado en su honor y se siente más hecho, orgulloso de su estupenda trayectoria política, pero sus palabras, que son las mismas que nos dirigía cuando mandaba, nos suenan lejanas, impostadas, de un providencialismo casi cómico. No es culpa suya, es que nos habla un político sin comitiva, un hombre ante el paisaje, un ciudadano más.
El poder es la intensidad ritual que hacía congruentes sus palabras. El poder se comprende en la mirada del político que lo ha perdido, en sus ojos abismados y glaucos, en la repetición obsesionada de un ritornello.

viernes, 23 de marzo de 2012



LA DISPEPSIA DE PEP (Publicado en LAGACETA el 23-III-12)


En España lo que sobran son temas. Abro el periódico y sale Camps como el Tonet de Cañas y Barro, haciendo de gondolero de la Albufera y los dedos chisporrotean ante el teclado como ante la cacha de Beyoncé. Sin embargo, el articulista se distingue por la disciplina y yo quiero hablar de Pep Guardiola y de sus ruedas de Prensa, que son las ruedas de Prensa que junto a las de Soraya definen la vida española. Si Soraya es la Marisol del reformismo, Guardiola es el pubillo catalán perfecto.
Se dice que una vez hubo un periodista con lengua un poco anabolena que en la sala de prensa del Camp Nou osó lanzar a Pep una pregunta incómoda. Según la leyenda, al finalizar y apagarse cámaras y grabadoras, el viperino fue inmovilizado por los propios periodistas que le arrancaron la lengua como en Juego de Tronos. Ahora, el mudo insurrecto se sienta en las últimas filas y levanta la mano para dar efecto de pluralidad cuando hay Champions.
Las ruedas de Prensa de Pep recuerdan a los saltos de trampolín de Greg Louganis. Un silencio expectante, un individuo narcisista marcando paquetillo, un volatín, un tirabuzón y una zambullida en la humedad del yo. Pep habla siempre como observándose a sí mismo desde fuera, como movido por una profunda convicción virtuosa. Incluso cuando Pep parece improvisar la respuesta, su balbuceo se parece a un monólogo de Juan Diego Botto, una estudiada dubitación onanista.
Guardiola, con su voz de radiofonista nocturno, muge un poco, vacila como si se tradujese del ruso y suelta ese adjetivo tan barcelonés, brutal, que es el adjetivo antipla, porque es como lanzar sobre el sustantivo una bomba atómica. Pero en los últimos tiempos algo le sucede a Pep, algo que no pocos han detectado. A Pep le sobreviene un leve eructillo, un gasecillo como de haber almorzado antes una tortilla de ajos tiernos. Mientras dice esas cosas que dice, que la Liga no la van a ganar, que no, y que Bielsa es el mejor entrenador del planeta, a Pep le viene el eructillo y el discurso se le interrumpe y los periodistas se miran un poco desconcertados y alguno ya va preparado con sales de fruta y todo, porque el eructillo de Pep empieza a ser el gran problema de la unanimidad retórica del Barça y parece que sólo ese contratiempo paraliza la fluencia de su discurso, su circulación infinita del balón.
Pep tiene, y no se quiere decir, dispepsia, y la dispepsia de Pep es como la rebelión de su organismo ante su santurronería laica, como si su sistema digestivo le lanzase una oleada de acidez –acidez totalmente mourinhista– que recordara a Pep que en el fondo de sí hay un ser humano imperfecto, incluso un ser humano con voluntad de dominio, ¡un ser humano que hasta pretende ganar la Liga! La dispepsia de Pep es la rebelión de un canterano, como si Xavi e Iniesta hicieran sus paredes y Pedrito se interpusiese dando un enorme patadón incongruente. Este Pep dispéptico es una rebelión fisiológica contra el mismo Pep, una parte de Pep contra sí mismo, contra su ser-siempre-Pep.

martes, 20 de marzo de 2012


LOS DIARIOS DE ANA OBREGÓN (Publicado en LAGACETA el 20-III-12)

-¡Y además es bióloga!- Así fue presentada Ana Obregón al Príncipe Alberto de Mónaco cuando no se sabía que Ana acabaría teniendo escritos más de veinte volúmenes de unos diarios que ríete tú de los de Tolstoi. De entre sus páginas, seleccionadas como si escogiese unos vestidos en su inmenso vestidor de zarina madrileña, la Obregón ha confeccionado unas memorias en que cuenta su vida, ahora culminada en la adultez de su hijo rapero y en su nuevo retiro zen, blanco, miameño y nude, pues la mudanza es la catarsis del famoso.

Con prosa que ya quisieran escritores planetarios y algunos con sillón, Ana repasa su recorrido maromil y su aprendizaje de la vida. Ella, que inventó el photoshop en sus posados playeros, cuando iniciaba el verano ante una nube de paparazzi cuyos flashes rebrillaban en el mar como otro sol urgente y el lorenzo, maromo al fin y al cabo, acanelaba sus carnes estelares como ahora hace el tratamiento digital a las chorbas del hola, que lucen pieles de atardecer, muslos oro y narices difusas.
Ana posaba levitando sobre los dedos de los pies, sosteniendo su estructura de carne, hueso y siliconamen con ingravidez de diva del posado levitatorio. En bikini, Ana miraba al poniente como si el poniente le estuviese pidiendo en matrimonio y cada año le iban saliendo costillas nuevas, como a un galgo cansado. Ana era el erotismo intercostal, el xilófono torácico que ansiaban nuestros dedos adolescentes, la milf de España.
Ahora ha pasado del posado vertical y venusiano al posado horizontal de American Beauty y al posado reflexivo e indoor, pues en su casa se ha encerrado –con coleta y vaqueros y digo yo que algún complemento- a escribir sus memoires en plan trapiella.
En sus páginas aparece Miguel Bosé, que le dio a Ana el beso que esperaban todas las adolescentes de la transición; allí cuenta su vals con Alberto de Monaco, que tras Ana empezó a perder pelo y verosimilitud principesca; su amor trascendente con Fernando Martín y la paella que le hizo a Spielberg, pues qué otra cosa le iba a hacer una española a un americano con novia que no fuera una paella.
Desconozco si narra su affaire platónico con Beckham, que acabó en cama sin sexo, edredoning blanco, como recreando para si esa performance artística que observaba a Beckham durmiendo, pues Ana tiene una regla, la regla de la jota, que no es la regla del socialismo andaluz, sino la regla de jamás, jamás, jamás liarse con un hombre casado.
La rompió con Lecquio, que era remótamente real y karateca y estaba casado con la Dell’Atte, que era como estar casado con un mosaico romano. Él fue el hombre que más daño le hizo, pero del daño salió gracias a Gil Stauffer, que le organizaron una mudanza express.

Estas memorias desvelarán que “sólo hay una Ana dentro de muchas Anas”, es decir, una Ana intacta y madre dentro de una estructura de muñeca rusa, de Ana proteica en mil portadas. ¿Y el amor, al fin? Los besos dejados en tantas bocas, como cláusulas de un testamento vital, de un darse en vida.

domingo, 18 de marzo de 2012


UN RATO DE TELE: GRAN HERMANO 12+1, UNA VISIÓN SESGADA




He soñado que alguien me presentaba a Mario Vaquerizo y que con una de sus carcajadas a lo Ortega Cano me metía en la casa de Gran Hermano. Una vez allí, el sueño descendía por una pendiente surreal hacia los traumas, anhelos y paraisos perdidos de la infancia, que no es cuestión de pormenorizar aquí.


Este rapto onírico, rapto en todo el sentido de la palabra, pues esa casa tiene algo de zulo televisivo, ha hecho que ahora, mientras espero que la cafetera suelte su vaporcillo y que el café ascienda por su pitorrillo como una eyección orgánica, símbolo de todas las eyecciones, me hayan entrado ganas -valiente capricho- de escribir sobre la edición decimotercera de GH.


No he visto mucho, porque sus galas son largas y en ellas la Milá, histrión al que hemos terminado por tolerar, se excede en demasía. Me gustó el formato inicial organizado para que hubiera un senado de ex-concursantes, donde Pepe, doble ganador del programa, iba de Rajoy absoluto, explicando las minucias y canalladas concursiles como quien explica una disposición adicional mientras Ainhoa, su tercera victoria, le miraba arrobada.


Al inicio del pograma me decanté por el valenciano David. Vencido el espanto que me provocaba su desatinada metrosexualidad, vi en ese hombre sensibilidad y ternura, confirmadas al poco cuando dejó el programa (¡pagando!) por amor, por recuperar su matrimonio. Ido y todo, aún conservo simpatía hacia este hombre ponderado y algo medroso que supo convenir, explicarse, disculparse y renunciar, simbolizando, en mi opinión modesta, la renuncia televisiva como gesto enorme de heroismo contemporáneo. David, tomado a chufla en un principio, pasa a la historia como el gran renunciador televisivo.


Si mis simpatías iban con David, mi instinto lobo y zapeador iba con Zulema, que era como la boca de los rolling stones en una mujer en paz con la pachamama. Zulema, yo lo vi muy pronto, era una mujer de chacra justo, de chacra bien puesto y de boca obnubiladora. Una boca que podría haber resistido todo el concurso pues si algo sucede en GH, si algo es propio de GH es el desmoronamiento de la mujer en lo que la mujer actual tiene de encantamiento. La mujer, la mujer así dicho con entereza de Fary, entra despampanante y taconeadora y acaba con el paso de las senanas por desmejorarse. No pasa siempre, ni con todas, pero GH sirve para que comprobemos la integridad de la belleza de cada concursante femenina. A mí me ha pasado con Noe, la surfera canaria. Al principio me pareció un bellezón, pero luego, a medida que iba sufriendo por el italiano, que éste le robaba el corazón y le iba robando la frescura y a medida que entraban nuevas concursantes, me fue pareciendo una mujer llena de aristas, hermosa a su modo, sensible y buena, pero nada despampanante. En el revolcón del edredoning se nos despeinan y desmejoran ya para los restos.






En la actualidad, la concursante Berta, que tiene cara de mala y pone morritos fatales de camarera noctámbula, goza de mis preferencias ya que, como dijo Daniel, la brasileña era demasiada mujer para mí y que en su meneo de cadera atisbé yo más luxaciones que placeres.


Pero la concursante que está dominando esta edición es Ari, la vástaga del cantante de Obus, una mujer llena de tatuajes y pendientes, que parece una adolescente tribal. Esta chica tiene una personalidad moldeada por la sentimentalidad de reality. Es una rozadora nata, alguien que tiene que estar siempre tocando o siendo tocada, mendigando cariño, abrazos, buscando "el apoyo", que siente todo "magnificado", con dramatismo de nominación, que siente cada intercambio humano como una amistad definitiva y el amor como un cuelgue incongruente, pues siendo tan así, tan tribal y tuneada ella, del tuneo dificil del garabato y el metal, va y se enamora de Michael, que es un policia local andaluz con lo alternativo en el blanco de los ojos y con las luces exactas para ir por el mundo.


Ari ha ido mandando a todas sus amigas al paredón porque no siendo mala, tiene tendencia al cuchicheo y el bisbiseo conspirador, aunque a ella se le perdona por desgraciada en amores y porque verdaderamente es así: es sincera en su dramatismo e intuimos que fuera es igual, una mujer tamagochi.


La personalidad más descollante y el probable ganador es Pepe, el bailarín flamenco. Ojos intensos, melena bi, y una gracia muy personal para decir las cosas, con sinceridad despiadada que nunca es malaje. Es un jugador íntegro, que aporta originalidad y frescura. El gran hallazgo de la edición.


Luego está Sindi, almodovariana pero cargante, uno pequeño que juega el rol del machismo tremebundo y que quizás tenga algún plató en MYHYV, la muchacha que vive pegada a su amuleto de madera por haberse tomado demasiado en serio una superstición y Juan, el cura, que tiene un punto trash, pero que nos dio algo de lástima cuando miraba a la brasileña con un deseo melancólico. Él, que es demasiado inteligente para ganar, ha dicho que siente que ha pasado por la casa sin problemas, pero con la certeza de no haber dejado verdadera huella, ese reguero de lágrimas histéricas que dejan las amigas en Ari, evidenciando quizás un conflicto entre la emoción verdadera y la emoción televisiva, que tiene un clic propio, un secreto al alcance de algunos elegidos.

viernes, 16 de marzo de 2012


EL ESTRANGULAMIENTO (Publicado en LAGACETA el 16-III-12)





Juncker, que tiene nombre de ariete del Bayern Munich, pero sólo es ariete de la Merkel, la cancillera con mundo interior de personaje de Virginia Woolf, agarró del cuello a nuestro ministro, que le miraba con cierto aire de altivez, contraviniendo el instinto natural de colaborar con la mímica del otro poniendo cara de ahorcado, sacando incluso la lengua. Ahí se le vió el carácter a De Guindos. 





Rubalcaba ya había estrangulado a Rosa Díez, que es una madonna de cuello largo con algo de fémina alongada de Modigliani, con cuello que pide a gritos un estrangulamiento.



Decía Marañón que el gesto del político conectaba con el factor antropoide del español y estos políticos que ahora se saludan como si fueran Toni Curtis en el estrangulador de Boston nos están hablando con la cosa simbólica, mímica del gesto.



Si Sócrates estranguló lo dionisiaco imponiéndole el orden lógica, Alemania está estrangulando nuestra fiscalidad dionisiaca, nuestra fiscalidad desatada, báquica y cachondona.





¿Habría estrangulado Juncker a la Salgado? Es dudoso, porque le habrían tomado por el asesino de rubias de aquella película de Hitchcock, por un estrangulador erótico, de modo que cuando Zapatero colocó a una ministra rubia estaba siendo consciente de que con ello blindaba el ajuste, pues una rubia no puede ser estrangulada de forma simbólica, sino de forma puramente real.



Cuando Juncker nos estrangula está simbolizando la estrategia económica imperante, que es la asfixia justa, la asfixiafilia, práctica erótica inglesa que consiste en ponerse una bolsa en la cabeza y alcanzar el clímax erótico por la vía de restringir el oxígeno. Así, morado y sin aire, el individuo prolonga su placer. Es una forma, pues, de justa asfixia, de virtud en la asfixia y nuestra economía es un hombre en calcetines con la bolsa al cuello, no sabemos si a punto de quedarse tiesa por el hilillo de voz de Montoro o de renacer trempante, meridional e importadora.





El farmacéutico de mi calle, que es un señor muy serio y circunspecto que perfectamente podría pasar por tecnócrata, atiende siempre con unos guantes de látex. Esa imagen de profilaxis deja también un halo onírico de estrangulamiento. Cuando le pido los clamoxiles se mete en su trastienda de farmacopea y ocultismo y allí me lo imagino que se mete a estrangular a alguien por fases, metódicamente, con esos guantes que son el estrangulamiento blanco, mímico y cultural, pues es la forma perfecta de acabar con el otro, apagándolo ante nuestros ojos, graduando la pérdida exacta de su vida, la suma imagen del poder.



Así, el poder político, que no se sabe muy bien lo que es, pero que tiene siempre su envés de violencia, se gestualiza y comunica ahora con la imagen del estrangulamiento.



Pronto, nuestro Rajoy, estrangulador tranquilo y provinciano y por ello doblemente siniestro, estará en condiciones de estrangular a otro político. Será buena señal y lo celebraremos como se celebra una conquista, una preponderancia o un instinto felizmente satisfecho.


jueves, 15 de marzo de 2012



SEIS MILLONES DE DRAMAS  (Publicado en LAGACETA el 13-III-12)



Rubalcaba ha dejado dicho que la reforma laboral viene a convertir un drama, el que había, en seis millones de dramas. Para decir esto, claro, hay que tener una ingle como el Canal de Suez, por mucho que lo pudiera haber dicho en la radiación electoral de Andalucía, donde Griñán es la jeta que adopta el socialismo para diñarla, su rostro final, que ya es desdicha, el último forajido para el vaquero tranquilo y mansurrón, a lo James Stewart, que es Rajoy. Porque en Griñán y la ingenieria rococó del entramado (el I+D, el Silicon Valley del chanchullo ¿o era Valencia la nueva California?) muere un PSOE con el que hemos crecido, del que nos vamos a acordar como nos acordamos de Pajares y Esteso. Allí, en el alba (¡el Alborán!) del poderío de la sevillana repeinada y congresual va a perder su poder territorial el socialismo y eso para un partido es como una evaporación. Así, sin poder y con una tarea opositora que ni siendo Hegel, el PSOE va a dejar de ser territorial para ser por fin verdaderamente utópico, un ente intelectual, sentimental si acaso, un patrimonio inmaterial: la batallita gagá de Felipe y el talento incansable de Rubalcaba para ser él mismo, para bordar al cómico de cabaret en la sordidez de cualquier boite electoral.

Rubalcaba es la vuelta al palabreo tras lo audiovisual que fue ZP, tras su mandarinato evax. No tiene su solemnidad mórbida, ni la flema dominatrix de la Cospedal, que manda como las abuelas, él deja siempre un fondo juguetón, un jugueteo conceptual, una vuelta al batalleo dialéctico del guerrismo y ahora mismo se nos aparece como el concursante del Pasapalabra, un hombre solo en el acribillamiento imposible de todas las palabras que tiene la derecha:

-Con la P, palabra que designa la situación del trabajador despedido.

-Pasopalabra.

Con su frase del otro día ha añadido una cláusula de descuelgue a la reforma: la flexibilidad del drama, la flexidramatización, pasar del drama nacional a los seis millones de dramas hogareños, que cada hogar sea una unidad dramática perfecta que observa el político, como seis millones de bolitas de mercurio tras la ruptura del termómetro de la gran fiebre de despedir.

Contemporáneamente, Llamazares, que evoluciona a Anguita melancólico, a moro ojeroso frente a la barba afilada y la soberbia califal de aquél, advertía muy cenizo sobre el suicidio del parado y así los dos, el del suicidio y el de los dramones, nos presentaban lo que perseguirá la izquierda, que no es la revolución, ni la mejora objetiva del obrero, sino la comprensión afectiva del parado. El socialismo le va a poner el hombro al obrero –el nuevo obrerismo es el parado- en una aproximación sentimental al drama, a los millones de dramas, una solidaridad obrerista y puñialzada, pero con un kleenex en lo alto. Un paso más en la sentimentalización hacia una forma de histerismo que tendrá que escuchar el ciudadano:

-Un drama, desde luego, sí señor, lo suyo es un dramón, ¡ay si al final no acaba usted suicidándose como un sueco!

viernes, 9 de marzo de 2012

EL DIVORCIO DE LA TOP (Publicado en LaGaceta el 09-III-12)

Cuentan que la supermodelo Elle MacPherson lo deja con su pareja porque sigue enamorada de su ex. Una tuitera decía ayer que ella no tenía ex, sino next, pero Elle... http://www.intereconomia.com/blog/columna-hughes/divorcio-‘top’-20120308

martes, 6 de marzo de 2012

LIBRECAMBISMO (Publicado en LAGACETA el 6-III-12)

Se ha vuelto a morir Julio Camba. Bueno, han pasado los 50 años desde su “irsen a la gloria”, la que él esperara, que ni literaria ni mundana, se pregunta uno cuál pudiera ser. http://www.intereconomia.com/blog/columna-hughes/librecambismo-20120305
 

viernes, 2 de marzo de 2012


HIPÓTESIS LORQUIANAS (Publicado en LAGACETA el 17-II-2012)



El escritor Santiago Roncagliolo saca al mercado una novela acerca de la supuesta relación de García Lorca con un señor rioplatense de nombre Enrique Amorín. La novela incluiría una nueva hipótesis sobre el final del poeta, pues el señor Amorín habría guardado sus restos en una caja blanca a modo de homenaje.

Hay un misterio de Lorca en su poesía, y luego hay un misterio en su muerte, convertida ya en el equivalente español de la de J.F.K. Innumerables son las hipótesis al respecto, a veces más que hipótesis, hipotenusas. Qué ingrato haber sido Lorca, haber escrito la obra de Lorca, haberse pasado la vida contando versos con los dedos, haber visitado  Nueva York antes incluso que Elvira Lindo, haber tenido que morir como murió el pobre Federico y que la gloria, la gloria eterna y merecida tome el cuerpo de Ian Gibson, ¡la posteridad persiguiendo a Federico con la cara de exboxeador de Ian Gibson!

No sabemos lo que es porque estamos obnubilados por el prestigio de los hispanistas. Vemos en Benidorm a un señor rubio y rosado con una Guinness y una moleskine y ya le tomamos por hispanista y nos aboriginizamos un poco. Nos sucede incluso con Michael Robinson -¿Es hispanista Michael Robinson? ¿Dónde termina el turista inglés y empieza el hispanista?-. Pero lo que la posteridad le está haciendo a Lorca podemos entenderlo mejor si lo miramos así: es como si Dylan Thomas hubiese escrito su obra y bebido ríos enteros de whisky para que la gloria se le encarnara, qué sé yo… en Joaquín Arozamena.

Si además al caso Lorca se van sumando nuevos historiadores, que son legión, nuevos eruditos de lo granadino, adicionales sabihondos de lo guerracivilista, memoriosos históricos sobrevenidos y hasta novelistas, y como sea que no dejan de sacarle novios a Lorca, como si el pobre Lorca hubiera sido Falete -¿de dónde sacó el tiempo, me expliquen sus biógrafos, para tanta obra y tanto amor?-, estamos a un trís ya de que cualquier día alguien lance la hipótesis hardcore de que a Lorca se lo comió un novio, porque si el amor es una devoración, ¿no hubiera sido posible que el amado devoto quisiera acrecentar su leyenda regalándole el misterio sobre su final? ¿No es al fin y al cabo poetofagia minuciosa e implacable la que han hecho los lorquianos convirtiendo la Roma andaluza de Lorca en un Conil democrático de gitanos tersos y picoletos mitológicos ponemultas, lorquianos que han manoseado el verde exacto del poeta convirtiéndolo en un gris perla? ¿No se ha ido comiendo Gibson a Lorca poco a poco?

La hipótesis antropófaga haría irresoluble el misterio y nos condenaría a una eternidad de libros del irlandés.



El recomendable libro de Roncagliolo descubre también una reunión secretísima entre Chaplin y Picasso, como otra entrevista en Hendaya en la que estos dos dictadores de lo genialoide quizá discutieran fundar un Nuevo Orden Artístico. Llegados a este punto, qué dulce resulta imaginar a Lorca allí, haciendo las veces de Serrano Súñer, vestido de oscuro como Toni Cantó.

UN RATO DE TELE: MYHYV, EL TRONO DE MAMEN


Mamen es una Beyonce de polígono, con un padre orgulloso que lleva un brillante en la oreja y una madre de artista que ha sido capaz de amenazar a gritos con demandar a uno de los pretendientes. No cabe duda de que el hogar de Mamen es un hogar en el que la tele se ve y se ve en familia.

Mamen, alta, jamona, con una belleza un poco más real, más cierta que el acicalamiento y el atrezzo de las ponecopas discotequeras habituales, una belleza de más eslora, había estado pretendiendo a Ferchu, nuestro ídolo, el besador sincero, y de allí salió por ir un poco de Sofia Loren, con la rotundidad de cuerpo y de carácter que era la baza que jugaba ella, ir de mujer de rompe y rasga, de fémina racial y cierto es que dejaba esa impresión y hasta a Ferchu, curado de espantos, le supo enredar.

El programa vio en ella un animal televisivo y le puso el trono y una vez allí la muchacha fue deshilachando su rotundidad napolitana y carmen dejando traslucir el capricho. Mamen era una veleidosa, una niña, y al mirarla, a fuerza de mirarla su belleza se nos iba deshaciendo. Sus ojos hermosos dejaban brillar una estupidez, un pataleo en calcetines, y su cara dejaba ver ángulos muertos, asomos de papadas, la viva cara de su madre. La tele es muy puñetera, y hay bellezas que aguantan bien el relámpago de pretender, pero no la persistencia del trono. La belleza tiene la virtud del misterio, de renovar el misterio y a Mamen, de mirarla, ya nos la teniamos vista y aprendida. El morbo, ese animalillo, languidecía y todos llegábamos a una conclusión parecida: Mamen es una caprichosa, pero no la caprichosa fatal y atractiva que lleva a la perdición.

Con tanto capricho y tanto mohín, Mamen nos tenía fritos y ya no comprendíamos qué narices quería la muchacha. Su final, en tres tandas, lo ha dejado clarinete: Mamen vive el divismo de discoteque y quería audiencia, tronismo, y elevación de caché a costa de los cadáveres de sus cachitas, que eran como colchonetas en las que ella se iba apoyando para lucir tipazo ante el rayo catódico.

Ay, pero si hubiera sido así, si hubiera sido eso, Mamen nos hubiera enamorado (¡a mí, a mí el primero, que me va la marcha y la fatalidad!) pero el problema y la decepción enorme es que en el fondo de ese comportamiento tan dietrich estaban los papás, que velaban por la carrera de la hija. ¿Pero carrera de qué? De ídola de discoteca, de diosa de evento, de odalisca de la madrugada televisiva, incluso, soñemos, de posible aspirante a concursante en la tele-realidad. Y a la telerealidad quería llegar ella con mentiras...

Tras desquiciar a docenas de aspirantes -"no siento eso que tengo que sentir", mientras se tocaba un punto en el pecho que desde luego no era el corazón, ¡no era el corazón!- le quedaban tres incautos proteínicos: Nico, Abel y Raúl.

Raúl es el hijo de Futbolines. No me pregunte nadie quién pueda ser futbolines, pero es un viejo colaborador del pograma. Raúl, algo carapán, iba siempre en chándal y era fresco cual pescado de lonja. Un chaval despierto, bien aleccionado por su padre-colega, que le arrancó pronto besos y risas a la chavala. Pese a vivir su relación con más ligereza, tuvo la pretensión de tatuarse el nombre de la tronista. Algo arriesgado, aunque qué mejor nombre que Mamen para alguien que se llama Raúl...

Nico, argentino, empezó muy fuerte, pues ciertamente tiene un físico de rotunda belleza rioplatense. En él algo resultaba poco creible, al menos por comparación con la naturalidad de sus otros dos rivales. Pensábamos todos que fuera un poco farsante, un noctámbulo devorador de mámenes, sobre todo cuando vimos sus fotos de gogó ungido, abrillantado como un pavo al horno. A Mamen esas fotos le sentaron fatal, porque ella, en su falsedad, defendía el clasicismo parejil. Nico resultó ser un pibe entrañable, introvertido, incluso enmadrado. Se despidió del programa llorando, pero llorando como una criatura, como se llora cuando se recogen los lagrimones con la mano, poniendo la muñeca a la altura del párpado inferior y recogiendo el llorar en la base del pulgar.



Abel fue el pretendiente más antiguo, el favorito y el atormentado. Abel, o el amor. Valenciano, stripper, cachitas, y con una rara simpleza muy franca. Víctima de un tic y de una dificultad expresiva lacerante, Abel hablaba y entre que no es Demóstenes y que por dentro tenía un drama, todo le acababa en soplidos, en oseas y en tal, o pascual. Abel es esa rotundidad pétrea del hombre que no se sabe expresar y al que la mujer le quiere arrancar las palabras, como formas arranca el escultor. Los hombre expresivos, tal que yo, sufrimos la incomprensión de no necesitar que nos saquen palabras, sino que nos las callen.

Abel, en resumen, tenía una historia B con Mamen, y ella lo manejaba como se maneja al enamorado joven. Ella, mientras, halagaba su vanidad, ahita cuando él quedaba rendido a sus pies, y alargaba el trono, y con el trono el rendimiento de su estrella chonística. 

-Tengo más caché que tú, llegó a decirle a Abel.

¿Y no es verdad que el amor es un dúo en el que uno siempre parece que está rebajando su caché? Abel, al final, dejó el espectáculo de su autenticidad, y el show televisivo fue su inmensa naturalidad -la imperturbabilidad cachitas en la tele, la impasibilidad cachimana ante las cámaras-, su entereza al desmoronarse la trama y  descubrirse solo, porque este trono de Mamen ha sido precisamente eso: el proceso en que esta chica, de más cadera que corazón, rompía el corazón poco elocuente de Abel, el stripper.
EL REGRESO DEL MAESTRO PADILLA


El 4 de marzo vuelve a los ruedos el maestro Juan José Padilla. Será en la Feria de Olivenza, http://www.intereconomia.com/blog/columna-hughes/regreso-maestro-padilla-20120301