POEMA SONROJANTE
Serán dos copas, te digo,
y aparezco por casa a los dos días
con pinta de haberle visto a Dios las intenciones. Los hombres más sabios no lo necesitan
Ni lo recomiendan los mejores libros
La ebriedad y el comunismo son dos trampas de la inteligencia
El brillo de una idea, la concordia
Seguido luego de dos derrumbamientos
En un mundo sin ti, ni amor por ti
sin la bendita ley de la causalidad,
Un Brughel de Polígono donde sonaran beats luciferinos
Y lo que brillara lo hiciera falsamente
cómo haberlas si no me asiste ya la vanidad
el estrado donde el yo ensaya sus cabriolas
Pregúntame ahora, si fueras un estado
¿qué dulce catástrofe sería este declive?
Pregúntame, ¿qué tipo de dictador hay en tu vicio?
Pregúntame, amor, si mis cogorzas las viste John Galiano
con qué barroca obscenidad nos desangramos
Si es agradable ganar la desmemoria, pregúntame,
Pregúntame ahora, cuando el lento contrabajo parece una certeza
Pues toda resaca tiene su canción y el mundo se organiza con un ritmo
Pregúntame, qué satisface un vicio y qué temor concita
Y qué tiene que ver la infancia en todo esto
Pregúntame ahora, cómo es mirarte con los ojos llenos
En la suave instancia del después, donde una hermosa luz aún nos perfila, leve ángel que se acaba yendo.
Narciso de velador, melindre modernista,
Estamos a poco del absurdo, en un asedio de nada agazapaday nos asiste solo el triste argumento de nuestra conciencia.
Pero escucha, resiste, es Pee Wee Russell, adusto petimetre,
Y está defendiendo heroicamente un clasicismo.
Fundaremos la semana en esa resistencia.
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