TELE: GALA DE ACORRALADOS
Acorralados o la naturaleza invariable de la suegra. La
suegra, en este caso Barbra, es un ser difícil, peliagudo, ya sea la pareja
clásica o la pareja lésbica y televisiva de visibilidad rompiente. A Barbra no
le ha aguantado en el concurso ni su nuera –a un tris de decir yerna-. En las
galas, Barbra se sienta en el centro, pivotante y madre, y Antonio David, que
sigue con su sombrero, la define como ‘peso pesado’ y ‘puntal fundamental’,
mientras chupetea incansable una pajilla. Antonio David está tramando algo todo
el rato. Está adelgazando de tanto pensar.
Barbra Rey discute con Blanca Borbón y con la mamá de
Aída, que es, ya lo ha dicho alguien, como Terele Pávez. Lo ha notado mmdrey,
en twitter: esta señora malmete siempre y tanto malmente que a una concursante
se le ha avisado ya: “Estás siendo malmetida”. Malmetida, ser malmetida, no es
lo mismo que ser malfollada, pero se le aproxima.
Imágenes del Dioni siendo acompañado a declarar en un
juicio por conducir ebrio. Dice lo de siempre, aún siendo el Dioni dice lo de
siempre: Estuve comiendo jamón y nada, me tomé dos copas, nada más. Las dos
copas de todas las borracheras que en el mundo han sido. El Dioni es como un
filemón cazallero, es una gran voz rota y está apadrinando a Reche, que tiene
como una querencia por la figura paternal, como demostró ya con Pipi Estrada.
Reche, que tiene veintisiete castañas, siempre es huidizo e inconcreto. Parece
algo distraido y sigue yendo de tronista por la vida.
Brenda, con su rubiandad y sus lazos, es una pin-up de
polígono y alterna mugidos con cosas muy graciosas. Es muy descarada aunque
basta como ella sola. Es un diamante televisivo de difícil pulimiento.
Hay en este Acorralados una innovación. Jorgeja entra
en diálogo abierto y sostenido con los concursantes. El debate no se produce
entre familiares, sino que son ellos mismos los que, azuzados por el
presentador, discuten y comentan su semana. Había en los realities la costumbre
de no dialogar demasiado con los concursantes, quizás por llevar hasta el final
la cosa del aislamiento, de modo que todo lo explicaban una vez fuera del
concurso, cuando ya las cosas importaban menos o no importaban. En esos
diálogos, el presentador da lo mejor de sí. Jorgeja es un tiburón de la
vulnerabilidad. Es el Zamorano de la lágrima. Ve una lagrimilla posible, una
lagrimilla aflorando o una lagrimilla temblando en el lagrimal y se lanza en
plancha y no descansa y sonríe hasta que no cae mejilla abajo. Esta noche ha
hincado el diente, el canino emocional en Sonia, la rubia de la vagina abisal.
Con la musiquilla de fondo, la que utilizaba José Ramón de la Morena cuando
entrevistaba a los lesionados de menisco, la misma, la que también lleva en el
cd del coche Alcalá, ha reconocido Sonia que trabajó con seis años, como las
niñas del tercer mundo y que en la treintena acaba de aprender a multiplicar.
Mientras lo dice, Reche mira al suelo, no sea que Jorge Javier le pregunte
la tabla del siete.
Raquel Sánchez Silva, ataviada con unos conjuntos imposibles, parece que se va a pasar todo el concurso con los brazos en jarra.
Blanca de Borbón es muy maja, aunque haya reconocido
haberse tirado ‘dos airecillos’. Intercala palabras en francés que prueban su
buena cuna.
Hay un consursante masculino para mí desconocido que
se llama Raúl y que es como un primo de Feliciano. En realidad, la granja es
como un gineceo. Los hombres no hablan, ni ordeñan, ni cocinan. Simplemente
están, aunque casi escondidos. Andropasividad en un universo femenino de amores lésbicos, rivalidades,
reñidas menopausias, hermosas solidaridades, borracheras de sidra y
reposterías. Ese gran coño sin fondo, succionador, ctónico de Sonia explica su presencia
como símbolo. Ella es el coño absoluto, la vagina inmensa que todo lo puede.
Una granja con capatazas. Un reality muy
futurista en el que cuesta verle una utilidad a los hombres. Un por qué.
En un momento dado del pograma
se produce este diáologo:
-Reche, ¿cuál es tu record en una noche?
-Bueno… cuatro.
-¿Y tú, Leticia?
-Yo siete, Jorge.
Nadie cae en la cuenta de que allí, chupando la
pajilla, está Antonio David, callado, el mismo capaz, según confesión de
la Bermúdez, de echar ocho polvos en una misma noche.
Escrutado
el televoto, es la mamá de Sofia la que debe irse. Hay un consenso general y
todo apunta a que Barbra ha estado insoportable. El Dioni lo ha achacado a que
quizás sufra la ‘meñopausia’ (Barbra tiene 61 años). Mientras escribo estas líneas
sale Barbra del plató. La volveremos a ver dentro de poco, en el plató de los
estudios sagrados de telecinco, la cinecittá de nuestros días. De plató en
plató. Lo que hay entre medias, la vida entre medias no importa. Dudamos
incluso de que exista.
¡Qué grande eres! El otro día leí ésto y me acordé taaaaaaaaaaanto de vd. (quizás lo hayas visto ya):
ResponderEliminarhttp://findesemana.libertaddigital.com/la-trigonometria-guardiolana-segun-juanma-lillo-1276239392.html
Toñín, eres muy grande. Muy grande.
ResponderEliminarFdo: Futbolenses.